Suma Positiva es una publicación semanal sobre estrategia, negocio y startups escrita por @samuelgil, Partner en JME Ventures.

Aquí hay dragones
Unicorns are for show. Dragons are for dough.
Un VC tiene un único propósito cuando escucha un pitch: convencerse de si esa compañía tiene el potencial de convertirse en un fund maker o no.

La historia sugiere con bastante intensidad que, para generar los retornos que se esperan de un buen fondo de VC—multiplicar por al menos 3 veces el capital—, es casi imprescindible tener en cartera una o varias compañías cuyos retornos sean mayores o iguales al tamaño del fondo. A estas compañías se las conoce en el argot como fund makers, dragones o home-runs.
Algo útil a tener en mente es que, para llegar a ser un fund maker para un inversor determinado, una compañía tiene que valer en el momento del exit algo entre 5 y 10 veces el tamaño de su fondo, aproximadamente. La matemática es sencilla: por norma general, un fondo aspira a tener una participación de entre el 10% y el 20% en el capital de la compañía cuando esta sea vendida en un proceso de M&A o salga a bolsa. A veces el número puede ser aún mayor si tenemos en cuenta que por efecto de la dilución los fondos no son a veces capaces de mantener su participación objetivo hasta el momento de la salida.
A intentar conseguir eso en un plazo de 5 - 7 años es a lo que el emprendedor se está comprometiendo—implícita y moralmente—cuando obtiene financiación de un VC.
En nuestro caso, con un fondo de 60M y una participación objetivo alrededor del 10%, buscamos compañías con el potencial de ser vendidas por 600M.
Asumiendo un múltiplo EV/Revenues de 10x y una deuda neta ~0 en el momento de la venta, por poner un ejemplo más o menos razonable, una compañía de tipo SaaS debería alcanzar un ARR de unos 60M.
Si vamos hacia atrás en la máquina del tiempo, la trayectoria ideal que describiría una compañía así si siguiese el famoso T2D3 sería algo así:

En este ejemplo, los números nos dicen que deberíamos invertir en compañías de ~69k de MRR y ayudarlas—o al menos no molestarlas demasiado—a que siguiesen esa ruta.
Por suerte, hay muchos más escenarios—tanto de salida como de llegada—que también nos llevarían a cumplir nuestro objetivo, lo que nos da una cierta flexibilidad a la hora de invertir, ya que:
podemos esperar más tiempo
podemos tomar una participación mayor
el múltiplo en el momento de la salida puede ser mayor
Cumpliéndose una o varias de las condiciones anteriores nos permite entrar en etapas anteriores, que sea aceptable crecer a tasas menores, o sufrir algo de dilución por el camino, por ejemplo.
Implicaciones a la hora de pitchear
Mi sensación es que muchos emprendedores que hablan con inversores siguen sin tener muy claro este aspecto, lo cual es imprescindible para saber:
Si su compañía debería ir por la ruta del VC o no
Con qué inversores deberían hablar
Cómo deberían presentar la oportunidad al inversor
En todo proceso de venta, lo más importante es conocer las necesidades del comprador e intentar posicionar tu producto como el más apropiado para satisfacer dichas necesidades.
Buena semana,

Samuel