Hola, soy Samuel Gil.
Esto es Suma Positiva, una publicación sobre tecnología, negocios y humanos leída por más de 25.000 personas cada semana.
Esta semana nos visita Daniel Espejo, a quien muchos de vosotros—especialmente los del mundillo tech—conoceréis por haber sido el General Manager de la empresa sueca Klarna para España y Portugal durante los últimos cinco años.
Sin embargo, hoy Daniel no viene a hablarnos de fintech ni de emprendimiento, sino de una de sus pasiones: la educación y la psicología infantil.
Si te gusta el artículo, te recomiendo que te suscribas a su newsletter, Super Neurona, en la que cada semana Daniel nos comparte una píldora de contenido que será tremendamente útil en la educación de nuestros hijos.
¡Ah! Y me consta que Daniel está iniciando un nuevo proyecto de LLMs privados para empresas que quieran aprovechar al máximo el potencial de la inteligencia artificial generativa. Quizás sea un buen momento para contactarle si te gustaría colaborar con él.
Esta edición de Suma Positiva ha sido patrocinada por: velneo
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Aprende. Disfruta. Repeat.
Cómo inculcar las ganas de aprender en los niños
por Daniel Espejo
Uno de los mayores regalos que podemos ofrecer a nuestros hijos es el amor por aprender. La curiosidad es innata en los niños, pero nuestro papel como padres es cultivarla, guiando ese interés natural hacia una relación positiva y continua con el aprendizaje. No se trata únicamente de asegurarnos de que nuestros hijos obtengan buenos resultados académicos. Lo realmente importante es que disfruten del proceso y vean el aprendizaje como algo divertido que les puede abrir cualquier puerta en el futuro.
Crear un entorno que fomente la curiosidad
El primer paso para fomentar el gusto por el aprendizaje es crear un entorno en el hogar que aliente la curiosidad.
Los niños aprenden observando, experimentando y haciendo preguntas. Es importante responder a esas preguntas con paciencia y, cuando no tenemos la respuesta, investigar juntos. Este enfoque demuestra que aprender es algo continuo y que el conocimiento está siempre al alcance de la mano.
La curiosidad se alimenta mejor cuando no hay miedo a equivocarse. A veces, los niños pueden ser reacios a aprender si sienten que sus errores son castigados o ridiculizados. Podemos cambiar esto diciendo cosas como “qué interesante este error, vamos a ver qué podemos aprender de él”, y compartir también nuestros propios errores y lo que hemos aprendido de ellos. Al mostrar una actitud positiva ante los errores, podemos enseñarles que equivocarse es parte del proceso y que cada error es una oportunidad para aprender algo nuevo.
Dar ejemplo como aprendices
Los niños observan a los adultos y aprenden mucho de lo que hacemos. Si nos ven disfrutar de la lectura, resolver problemas o aprender una nueva habilidad, entenderán que el aprendizaje no es una tarea que se limita a la infancia o a la escuela.
Mi forma de ver el aprendizaje es muy similar a la del interés compuesto. Cada cosa nueva que aprendes potencia todo tu conocimiento y habilidades adquiridas anteriormente. Esto se traduce en un crecimiento exponencial que se extrapola a todos los aspectos de tu vida.
Una forma práctica de dar ejemplo es aprender algo nuevo con ellos. Si estamos interesados en aprender a tocar un instrumento o practicar un nuevo deporte, podemos invitarles a participar, mostrando que el proceso de aprendizaje no tiene edad.
Fomentar la autonomía en el aprendizaje
Los niños disfrutan más aprendiendo cuando sienten que tienen control sobre lo que aprenden. Fomentar su autonomía les da la oportunidad de seguir sus intereses y aprender a su propio ritmo. Esto no significa que dejemos todo en sus manos, pero podemos ofrecer opciones que los hagan sentir que tienen un papel activo en su aprendizaje.
Seguro que a muchos de vosotros no os ha gustado demasiado leer, hasta que habéis empezado a elegir vosotros mismos los temas de lectura.
La importancia de la conexión emocional
Es crucial que los niños vinculen el aprendizaje con emociones positivas. Las experiencias que se asocian con la curiosidad, la diversión y la satisfacción personal son mucho más efectivas que aquellas que se ven como obligaciones o tareas.
Podemos utilizar actividades que los niños disfruten y convertirlas en un momento de aprendizaje. Por ejemplo, si cocinamos juntos, podemos hablar de matemáticas midiendo ingredientes o explorar la química detrás de la cocción. Durante un paseo, podemos jugar a identificar plantas o animales y buscar juntos más información al llegar a casa.
El papel del juego
El juego es una de las formas más efectivas de aprendizaje, especialmente en la infancia. A través del juego, los niños experimentan, resuelven problemas, desarrollan habilidades sociales y, lo más importante, aprenden sin darse cuenta de que lo están haciendo. El juego elimina la presión asociada a la “obligación” de aprender y lo convierte en algo natural.
Algunos de los juegos más recomendados son los juegos de mesa, juegos de construcción, puzzles y juegos de rol. Aunque realmente, se aprende y se desarrollan habilidades con absolutamente todos los juegos.
Establecer una mentalidad de crecimiento
Una de las claves para cultivar el amor por el aprendizaje es enseñar a los niños a adoptar una “mentalidad de crecimiento”. Esto significa ayudarles a entender que sus habilidades y conocimientos pueden desarrollarse a través del esfuerzo y la dedicación. Cuando los niños creen que su inteligencia es fija o que solo tienen éxito en ciertas áreas, es probable que se desmotiven ante los desafíos y que se conviertan en adultos con carencias en ciertas áreas que nunca creerán poder resolver.
Para fomentar esta mentalidad, es útil elogiar el esfuerzo más que los resultados. Al decirles “me encanta todo lo que te has esforzado para resolver este problema” o “has aprendido mucho con este intento” refuerzas la idea de que el progreso es lo más importante. Con el tiempo, los niños empiezan a ver los desafíos como oportunidades para aprender en lugar de obstáculos que temer.
También es esencial que les apoyemos en los momentos de frustración, cuando sienten que sus esfuerzos no están dando resultados inmediatos. El aprendizaje, como cualquier proceso significativo, requiere tiempo. Y como todos sabemos, la paciencia no suele ser el fuerte de muchos niños.
Nuevas herramientas para potenciar el aprendizaje
La inteligencia artificial generativa
La inteligencia artificial generativa tiene el potencial de revolucionar la forma en que los niños aprenden. A través de sistemas de IA que pueden generar textos, resolver problemas o crear contenido adaptado a las necesidades del niño, es posible personalizar el proceso educativo al milímetro. Esto permite que el aprendizaje sea dinámico y flexible, ajustándose a los niveles de habilidad de cada niño y proporcionando retroalimentación inmediata.
Más allá de ser una simple herramienta tecnológica, la inteligencia artificial puede actuar como un tutor personalizado, capaz de ofrecer explicaciones detalladas, ejemplos adicionales y ejercicios adaptados a cada alumno.
Mi recomendación aquí es doble: tanto que aprendamos a utilizar esta tecnología como padres y la apliquemos para ayudarnos a educar a nuestros hijos. Como que enseñemos a nuestros hijos a usar esta tecnología ellos mismos cuando tengan la capacidad necesaria.
Los videojuegos
Aunque a menudo los videojuegos son percibidos únicamente como entretenimiento, pueden ser una herramienta educativa poderosa si se usan de manera adecuada. Muchos videojuegos modernos están diseñados para desarrollar habilidades cognitivas, como la resolución de problemas, el pensamiento estratégico y la coordinación. Juegos que implican construcción, creación de historias o resolución de acertijos pueden enseñar a los niños a pensar de manera crítica, a trabajar en equipo y a desarrollar su creatividad.
La realidad aumentada
La realidad aumentada (RA) y los dispositivos interactivos también están cobrando relevancia en el ámbito educativo. La RA permite a los niños interactuar con el mundo digital de manera física, superponiendo información o simulaciones sobre el entorno real. Esto hace que el aprendizaje sea mucho más inmersivo, permitiendo, por ejemplo, explorar el cuerpo humano en 3D o viajar virtualmente a diferentes periodos históricos.
Inculcar el amor por aprender en los niños es un proceso continuo que requiere paciencia, ejemplo y un entorno que fomente la curiosidad. Al crear experiencias positivas y darles autonomía, estamos sentando las bases para que vean el aprendizaje como una herramienta poderosa que les acompañará toda la vida. Más allá de los logros académicos, lo importante es que nuestros hijos crezcan con una mente abierta, curiosa y siempre dispuesta a aprender algo nuevo.
Aprende. Disfruta. Repeat.
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