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La edición de Suma Positiva de esta semana viene a cargo de Saúl Sánchez.
Saúl no es sólo uno de los nutricionistas más influyentes en X, sino que también es cinturón negro y competidor en Jiu Jitsu Brasileño, una de las artes marciales más complejas y eficaces que existen.
Hoy nos viene a hablar de todo lo que ha aprendido a lo largo de muchos años en los tatamis, y no sólo desde la faceta deportiva, sino especialmente desde la personal.
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Artes Marciales y Desarrollo Personal
por Saúl Sánchez
Hace poco me preguntaron si consideraba que todo el mundo debería aprender a luchar. La respuesta es que no. Por desgracia la gran mayoría no lo conseguiría nunca. Pero sí considero que sería positivo intentarlo al menos una vez. Y es que aquellos que recorran el camino de las artes marciales es posible que adquieran una serie de habilidades y beneficios únicos, difícilmente alcanzables en otro lugar.
Mi nombre es Saúl y soy cinturón negro de Jiu Jitsu Brasileño desde hace un año. En esta disciplina se tarda una media de 10 años entrenando a diario en alcanzar este grado de experiencia. Con la particularidad de que el 99% de los cinturones negros realmente no alcanzan un nivel elevado de conocimiento. No lo digo yo, lo dicen los campeones del mundo actuales en esta disciplina. Y esto simplemente denota una cosa, y es que la constancia vence al talento en la mayor parte de los casos.
La enseñanza es clara. Los practicantes de un arte marcial que llegan al final del camino con alta probabilidad no consiguen dominar el arte, al menos no a nivel alto. Sin embargo, esto no impide que desarrollen una serie de características especiales, entre las cuales podríamos destacar la resiliencia. Es extrapolable a cualquier otro ámbito de la vida. Sin duda una de las cualidades más interesantes que se pueden poseer.
Cuando digo que lo más frecuente es que una persona que inicia un deporte de lucha nunca aprenda a pelear me refiero a que el camino está lleno de muros que se deben superar. El primero es el ego. Perder un puñado de veces lo aguanta cualquiera. Perder miles, sistemáticamente contra las mismas personas es realmente duro. Acudir cada día al gimnasio y que te machaquen durante años hasta poder defenderte de aproximadamente la mitad de tus compañeros es algo que no está al alcance de cualquiera.
Podríamos hablar también de las lesiones, de los dolores, del estrés agudo que supone el agotamiento o entrenar hasta la extenuación...Pero sinceramente estos me parecen males menores. La verdadera pelea es interna, contra uno mismo. Al final las comparaciones son inevitables, y constantemente te vas a estar midiendo con los demás y tendrás la sensación de que ellos hacen lo mismo contigo.
Aun así, lo mejor de las artes marciales y lo que más beneficios reporta es la competición. Básicamente porque es un desafío hacia los miedos internos y las inseguridades. Si tu juegas un partido de fútbol y pierdes te puedes ir más o menos triste a casa, pero con cierta precisión vas a conocer el resultado antes de jugarlo y tu integridad está más o menos garantizada. En la lucha esto no funciona así.
He competido en fútbol hasta los 19 años. A partir de ahí lo hice en jiu jitsu brasileño. En todos los cinturones. He viajado por Europa y Asia peleando. Luché campeonatos europeos, un mundial en Abu Dhabi, invitacionales a los que tienen acceso unos pocos elegidos. Tengo a mis espaldas más de 200 combates probablemente. Pues bien, antes de competir a día de hoy, con 10 de experiencia, sigo teniendo miedo. No consigo apenas desayunar el día del torneo. Voy al baño al menos un par de veces completamente líquido. Mis manos están frías. ¿Pero sabes qué? Al que lucha contra mi le pasa exactamente lo mismo. Da igual lo bueno que sea.
Y esto tiene una cosa extraordinaria, y es que te saca constantemente de tu zona de confort. Si quieres aprender a ganar no sólo tendrás que desarrollar habilidades técnicas relacionadas con la lucha. No te va a llegar con ser físicamente competente. Si no que precisarás una robustez psicológica envidiable. Para ello el único camino es superar tus miedos más profundos.
A mi eso es lo que me ha dado la lucha. Me aterra volar. No me habría subido a un avión si no fuese por el amor que le tengo a la competición y mis desafíos. Y mucho menos lo habría hecho solo. Este año fue la primera vez que subí en un bus volador sin acompañante. Ha sido uno de los tres momentos más duros de mi vida. Se me caían las lágrimas en la fila antes de enseñar el billete.
Fue la mejor decisión que he tomado nunca. Ha sido un antes y un después. No sólo a nivel competitivo, que también ya que hora lucho mejor en campeonato, sino en lo que a autoconfianza se refiere. En el momento en el que me subí a ese avión acepté contra mi mismo que estaba dispuesto a morir por alcanzar mi sueño. Ese sentimiento de amor propio es el más fuerte que he tenido en mi vida. Sólo por eso las artes marciales han tenido sentido.
Podría hablar mucho más de desarrollo personal y de otro tipo de habilidades adquiridas a través del jiu jitsu. Pero nada supera lo comentado. Muy pocos serán capaces de entrenar duro durante tanto tiempo. Menos lo lograrán compaginar con un trabajo a tiempo completo. De esos quizás uno o dos se interesen por competir. Pero para ellos habrá sido el mejor camino que podrían haber tomado. Prueba la lucha, busca salir de tu zona de confort. Exígete. Supérate.
Gracias por leer Suma Positiva.
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Muy bueno y enhorabuena por ese gran paso de superación que nos compartes 🫶🏽
Me gusta que digas que todo el mundo tendría que probarlo. Yo estuve un tiempo haciendo Sanda (3 semanas) y me di cuenta rápido que no era para mi. Pedía perdón cada vez que golpeaba a alguien 😂😂 - Venia de hacer capoeira 4 años, donde hay contacto pero es más un baile que un contacto directo.
Excelente, siempre es un placer leer o escuchar a Saúl!