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Co-inteligencia
Trabajando mano a mano con una inteligencia alienígena
El pasado 28 de noviembre organizamos desde JME Ventures un evento sobre IA generativa junto con nuestra participada Rauda, cuya grabación íntegra podéis ver aquí.
Una de las intervenciones que más me gustó fue la de Elena Alfaro, responsable del despliegue de ChatGPT en BBVA, un proyecto que ha sido citado recientemente por la propia OpenAI como un caso de éxito.
Durante su participación, Elena mencionó que una de sus principales guías en esta aventura ha sido el libro Co-Intelligence: Living and Working with AI, escrito por el profesor de Wharton Ethan Mollick. Este comentario me animó a desempolvar el libro y leerlo, ya que lo tenía, como tantos otros, aparcado en mi biblioteca de Kindle, esperando ese empujoncito necesario para empezarlo. El libro me ha gustado mucho, tanto que lo categorizaría como una lectura casi obligatoria.
En la edición de hoy os comparto algunas de mis notas con la esperanza de animaros a leer el original.
I.
Las Cuatro Reglas de la Co-Inteligencia
1. Invita siempre a la IA a la fiesta
La IA es una tecnología de propósito general y, por su naturaleza, no existe ni existirá un manual definitivo que explique completamente su valor y sus restricciones.
Por ello, siempre que sea legal y ético, intenta utilizar la inteligencia artificial para asistirte en cualquier tarea que estés realizando, tanto a nivel profesional como personal. Estos experimentos serán, una veces, satisfactorios; otras veces, frustrantes, pudiendo incluso llegar a sacarte de quicio. Sin embargo, no hay mejor manera de familiarizarse con esta tecnología, comprender sus capacidades y limitaciones, y descubrir cómo puede complementarte o, en algunos casos, representar una amenaza para tu puesto de trabajo.
Innovar es muy caro y complejo para una organización, pero sencillo y barato para un individuo que lleva a cabo sus tareas.
A medida que la IA siga mejorando y expandiéndose, quienes comprendan mejor sus posibilidades y limitaciones estarán en una posición ideal para aprovecharla al máximo y extraer su verdadero valor. Las mejores ideas para crear nuevos productos y servicios suelen surgir de personas con un conocimiento profundo de un problema, capaces de identificar cómo una nueva tecnología puede habilitar soluciones más eficaces e innovadoras.
La línea que en un momento dado separa lo que la IA puede hacer bien de lo que aún no domina es irregular y, además, evoluciona a medida que los modelos avanzan. Nadie está mejor posicionado que tú para explorar y definir esa frontera en tu contexto particular. Experimentar con la IA no solo te permitirá comprender mejor sus capacidades, sino también convertirte en un experto en su aplicación dentro de las tareas que conoces a la perfección.
La IA puede ser muy valiosa no solo para llevar a cabo tareas, sino para ayudarnos a tomar mejores decisiones.
Muchos de los sesgos que afectan la calidad de nuestras decisiones provienen de la ceguera que implica estar atrapados en nuestra propia cabeza. Sin embargo, la IA nos ofrece una forma singular de “inteligencia”—peculiar y casi alienígena—con la que podemos contrastar nuestras ideas. Estamos viviendo una era en la que nuestra capacidad para tomar decisiones puede ser ampliada de maneras completamente nuevas y transformadoras.
Es probable que, mientras leías estos párrafos, dos preocupaciones rondaran tu mente:
Compartir información confidencial con la IA, con el temor de que pueda ser vista o utilizada por terceros.
Volverte demasiado dependiente de la IA, al punto de comprometer tus capacidades básicas, autonomía o juicio crítico.
Con respecto a la primera preocupación, es importante aclarar algo: las respuestas generadas por modelos como ChatGPT provienen de la información con la que fueron preentrenados, y no directamente de los datos proporcionados por los usuarios. Sin embargo, los datos que compartas podrían, en algunos casos, ser utilizados para entrenar futuras versiones del modelo o para realizar un ajuste fino (fine-tuning) en el modelo existente. Para mitigar este riesgo, las empresas de IA suelen ofrecer versiones premium de sus modelos que cumplen con los más altos estándares de privacidad y protección de datos, garantizando que la información confidencial de los usuarios permanezca segura.
Con respecto a la segunda preocupación, esta no es la primera vez en la historia que los humanos nos inquietamos por externalizar tareas a las máquinas. Cuando surgieron las calculadoras, muchas personas temieron perder su habilidad para realizar cálculos por sí mismas. Sin embargo, la realidad ha demostrado lo contrario: la tecnología nos ha fortalecido, permitiéndonos resolver problemas cuantitativos mucho más complejos de lo que era posible antes.
Dicho esto, es cierto que delegar por completo la toma de decisiones a la IA podría erosionar nuestra capacidad de juicio crítico. Para evitar esto, es fundamental:
2. Sé siempre el “humano en el bucle” (human in the loop)
Actualmente, en muchos casos, la IA alcanza su máximo potencial cuando cuenta con la ayuda humana, y tú deberías aspirar a ser ese humano. A medida que la IA evolucione y necesite menos asistencia, deberías seguir queriendo ocupar ese rol.
Para lograrlo, revisa cuidadosamente las respuestas de la IA en busca de errores, inconsistencias o “alucinaciones”. Trabaja con la IA, pero sin dejarte llevar por ella. Tu aporte es crucial: aportas supervisión, pensamiento crítico y consideraciones éticas que la máquina no puede ofrecer por sí sola. Esta colaboración no solo genera resultados más sólidos, sino que también te mantiene activamente involucrado en el proceso, evitando la complacencia y una dependencia excesiva.
3. Trata a la IA como a una persona (pero dile quién es)
Mollick nos advierte que va a cometer un pecado a lo largo de libro: antropomorfizar la IA, es decir, atribuirle cualidades humanas… y yo haré lo mismo en este artículo.
Aunque la IA no tiene (al menos por ahora) consciencia, emociones, sentido del yo ni sensaciones físicas, resulta útil imaginarla como un colaborador humano: una especie de becario increíblemente rápido, diligente y siempre dispuesto, pero con una ligera tendencia a manipular y distorsionar la verdad cuando lo considere necesario.
Una de las mejores formas de mejorar la calidad de los resultados al trabajar con IA es definir, desde el principio, cómo debería comportarse, qué rol debería asumir y qué problemas debería abordar. Cuanto más clara sea la guía que le proporcionemos, mejores serán los resultados que obtendremos.
Aunque pedirle a la IA que actúe como Warren Buffett no garantiza que sus consejos de inversión sean acertados, sí orienta sus respuestas de manera más relevante para el contexto. Por ejemplo, puedes solicitarle que adopte el rol de un ingenioso cómico para generar eslóganes publicitarios, de un experto, un amigo, un crítico, un editor o cualquier otro perfil que sea adecuado para la tarea en cuestión.
La investigación ha demostrado que asignar un rol específico a la IA genera respuestas no solo diferentes, sino también de mayor calidad. Una vez que le has definido un rol, puedes interactuar con ella como si estuvieras conversando con esa persona, lo que facilita obtener resultados más alineados con tus necesidades.
4. Asume que esta es la peor IA con la que trabajarás
Cualquiera que sea la IA que estés utilizando en este momento, asume que es la peor con la que trabajarás. Nuevos modelos, agentes y sistemas más avanzados están en camino. Es como si estuviéramos jugando al Pac-Man en un mundo que está a punto de lanzar la PlayStation 6.
II.
La IA como persona
La IA se comporta más como una persona que como un software tradicional. Sobresale en tareas históricamente realizadas por humanos, como escribir, analizar, programar o mantener una conversación, pero tiende a fallar en aquellas en las que las máquinas tradicionalmente destacan, como operar de manera consistente o realizar cálculos complejos.
Esto no implica que la IA posea cualidades humanas en la actualidad (no las tiene), ni que las desarrolle en el futuro (algo que todavía desconocemos). Sin embargo, desde un enfoque práctico, como mencionamos anteriormente, a menudo resulta efectivo tratarla como si fuera una persona para aprovechar al máximo su potencial.
Al igual que las personas, las IAs cometen errores, mienten y, en ocasiones, se inventan respuestas. En algunas tareas actúan como becarios: rápidas y voluntariosas, pero inexpertas. En otras, como doctores: precisas y confiables dentro de su área de especialización. Cada sistema tiene fortalezas y debilidades únicas, y comprenderlas requiere tiempo y experiencia trabajando con él.
Estas similitudes entre las IAs y las personas pueden ser extraordinariamente útiles, pero también implican riesgos significativos tanto a nivel individual como social. Cuando una máquina se asemeja tanto a una persona, incluso para quienes son plenamente conscientes de esta diferencia, pueden ocurrir cosas inesperadas e incluso inquietantes.
La IA como creativo
La principal limitación al usar la IA es su tendencia a inventar información, y lo más peligroso no son los errores evidentes, sino los pequeños matices que pueden pasar desapercibidos, alterando sutilmente el significado de una respuesta o decisión.
La IA no tiene la capacidad de distinguir entre hechos y opiniones, realidad y ficción, o fuentes fiables y no fiables. Además, hereda los sesgos y prejuicios presentes en los datos con los que fue entrenada y en las decisiones tomadas durante su diseño y ajuste. Por ello, es imprescindible abordarla con un enfoque crítico y supervisión constante.
Tampoco podemos esperar que explique cómo ha generado una respuesta, ya que no es consciente de sus propios procesos. Si le pedimos una explicación, simplemente fabricará una, sin relación real con la lógica detrás de su funcionamiento.
A pesar de estas limitaciones, es crucial entender que la IA no "sabe" nada en un sentido humano; cada respuesta que genera se basa en patrones estadísticos derivados de los datos con los que fue entrenada. Sin embargo, esta aparente debilidad en trabajos factuales se convierte en una poderosa fortaleza en contextos creativos.
Las “alucinaciones” de la IA ocurren cuando establece conexiones inéditas entre datos que están fuera del contexto original de su entrenamiento. Esta misma capacidad le permite realizar tareas para las que no fue diseñada explícitamente, mostrando una flexibilidad inesperada que resulta invaluable en campos donde la innovación y la imaginación son esenciales. Por ejemplo, al pedirle a GPT-4 que cree una frase sobre un elefante que come un estofado en la luna, con cada palabra empezando por una vocal, responde: "Un enorme elefante elegante engulle exquisito estofado en extraordinaria estancia en órbita."
Esta capacidad de conectar elementos aparentemente inconexos está en el núcleo mismo de la innovación. Un ejemplo histórico es el de los hermanos Wright, quienes combinaron su experiencia como mecánicos de bicicletas con sus observaciones sobre el vuelo de los pájaros para diseñar y construir el primer prototipo de aeroplano.
Los grandes modelos de lenguaje (LLMs) son, en esencia, máquinas diseñadas para identificar conexiones. Están entrenados para detectar relaciones entre elementos (tokens) que, a primera vista, pueden parecer inconexos para los humanos, pero que a menudo encierran significados profundos. Cuando a esta habilidad se le suma la dosis de aleatoriedad que acompaña a las respuestas generadas por la IA, se obtiene una herramienta fascinante para la innovación y la creatividad.
La IA es altamente creativa, aunque no alcanza el nivel de las personas más creativas. Sin embargo, esto representa una excelente noticia para quienes poseen menos habilidades creativas, ya que la IA puede aumentar significativamente su capacidad en este ámbito. Este patrón, donde la IA complementa y potencia las habilidades humanas, no se limita al campo de la creatividad, sino que se repite en muchos otros aspectos.
Desde un enfoque práctico, deberíamos considerar a la IA como una invitada indispensable en cualquier sesión de brainstorming. La mayoría de las ideas que genere serán poco útiles, incoherentes o mediocres, pero siempre habrá algunas con potencial. Y revisar estas ideas para encontrar un hilo interesante del que tirar requiere mucho menos esfuerzo que enfrentarse al temido papel en blanco.
Puedes pedirle que cambie el enfoque, modifique el contexto o genere un nuevo lote de ideas. Con algo de esfuerzo, es posible guiar a la IA para que se desvíe de las respuestas mediocres que tiende a ofrecer inicialmente. Además, a diferencia de las personas, la IA no se cansa, lo que la convierte en una herramienta inagotable para estimular la creatividad.
En realidad, gran parte de nuestro trabajo incluye tareas en las que la ayuda creativa de la IA puede ser una herramienta muy valiosa. Estas tareas suelen no tener una respuesta correcta en sentido absoluto, requieren de algunas dosis de invención y nos permiten identificar y corregir fácilmente pequeños errores.
Por ejemplo, la creación de textos de marketing, evaluaciones de rendimiento o documentos de estrategia son áreas donde la IA puede aportar ideas y acelerar procesos. Incluso en tareas como la programación, que combina creatividad con reconocimiento de patrones, la IA puede ser una aliada eficaz. Del mismo modo, resumir información es otra aplicación útil, aunque siempre con el riesgo inherente de introducir errores que debemos supervisar cuidadosamente.
El trabajo de la IA no es perfecto, pero ¿acaso el de las personas lo es? La pregunta que nos debemos hacer es si los beneficios que aporta compensan los problemas que puedan surgir. Y la respuesta es en muchos de los casos, sí.
¿Significa esto que la IA acabará con el trabajo de los creativos? A priori, la respuesta es no. De hecho, las personas más talentosas en campos creativos, como la escritura o el arte, están en una posición privilegiada para aprovechar al máximo estas herramientas.
Quienes escriben mejor son capaces de formular prompts más precisos y efectivos, ya que tienen la habilidad de describir con claridad situaciones y expectativas, lo que se traduce en resultados de mayor calidad. Lo mismo ocurre con aquellos más cultivados en arte: su conocimiento y sensibilidad estética les permiten generar prompts mucho más adecuados para sistemas de creación de imágenes, obteniendo resultados más impactantes y personalizados. La IA no reemplaza el talento, sino que lo amplifica.
Lo que hace única a la IA es su capacidad para otorgar habilidades creativas, tanto básicas como avanzadas, a personas que de otro modo no podrían expresarse de manera creativa. Imagina el tsunami de creatividad que puede desatarse cuando estas herramientas estén al alcance de todos, permitiendo a cualquier persona dar vida a ideas, proyectos y expresiones que antes parecían inalcanzables. Es un cambio de paradigma que democratiza la creatividad a una escala nunca vista.
Uno de los problemas a los que sí nos vamos a enfrentar es el siguiente: si confiamos en la IA para generar el primer borrador de nuestro trabajo, sea cual sea, nos vamos a ver inevitablemente sesgados en esa dirección. Más grave aún es que no estaremos ejercitando el tan necesario músculo de pensar, reflexionar y analizar sobre el tema antes de ponernos manos a la obra. Ya hay evidencia de que esto está empezando a ocurrir en algunos ámbitos como el académico.
En la misma línea, aunque la calidad aparente del trabajo podría estar aumentando gracias a la IA, la sustancia detrás de ese trabajo no necesariamente lo hará. Sin embargo, esto tiene una cara positiva: tareas que antes valorábamos simplemente porque implicaban esfuerzo dejarán de tener ese peso, ya que sabremos que han sido realizadas por una IA. Esto podría llevar a una disminución de la “burocracia”, entendida como el trabajo que aparenta ser valioso pero carece de sustancia real, permitiendo centrar el esfuerzo humano en actividades más significativas.
La IA como compañero de trabajo
Hay un solape considerable entre muchas de las tareas que realizamos a diario en nuestros trabajos—especialmente aquellos enfocados en el ámbito intelectual—y las tareas que la IA es capaz de realizar. Además, los avances en robótica, impulsados también por la IA, sugieren que incluso las tareas manuales podrían no estar a salvo tampoco en un futuro próximo.
Esto no significa necesariamente que tu puesto de trabajo esté en riesgo.
Por un lado, los trabajos están formados por un conjunto de tareas, y aunque algunas de ellas puedan ser delegadas a IAs, muchas seguirán dependiendo de las capacidades únicas que solo los humanos pueden aportar.
Por otro lado, los puestos de trabajo no existen en un vacío; forman parte de sistemas más grandes y complejos. Estos sistemas no pueden adaptarse de la noche a la mañana para sustituir personas por IAs sin generar disrupciones significativas, lo que hará que el cambio sea más gradual y controlado.
En la mayoría de los casos, tu puesto de trabajo no está en riesgo de ser reemplazado directamente por una IA, pero sí por otra persona que utilice la IA como herramienta para potenciar su desempeño.
Como mencionábamos al principio del artículo, comprender el futuro del trabajo implica entender cómo evolucionará la interacción entre humanos e IA. Invitemos a la IA a todas las fiestas: exploremos en qué es buena y en qué no; aprovechemos sus fortalezas, al igual que las nuestras, y seamos cautelosos con sus debilidades. Deleguemos en ella las tareas más tediosas y repetitivas, pero mantengámonos siempre creativo, críticos, juiciosos y al mando, asumiendo nuestro rol como los "humanos en el bucle".
A la hora de determinar cómo repartirnos el trabajo con el IA el siguiente framework puede resultar útil.
Tareas sólo para mi
Estas son las tareas que la IA realiza de forma deficiente o aquellas que, por razones personales o éticas, consideras que deben seguir siendo exclusivamente humanas—como, por ejemplo, cuidar de tus hijos—aunque técnicamente puedan ser delegadas a medida que la IA evolucione.
Al igual que con otras responsabilidades, esta lista no es fija; puede cambiar y adaptarse con el tiempo, reflejando tanto los avances en la tecnología como nuestras propias prioridades y valores.
Tareas delegadas
Estas son las tareas en las que no quieres invertir demasiado tiempo. Se las encargas a la IA y luego verificas (con cuidado) el resultado. No tienen por qué ser tareas simples ni estar libres de riesgos. Ejemplos podrían incluir coordinar una reunión, preparar la declaración de la renta o reservar un vuelo.
Para poder confiarle más tareas, sería fundamental que la IA mejorara en dos aspectos clave: la reducción de alucinaciones y una mayor transparencia en cuanto a los procesos que sigue para tomar decisiones.
Tareas automatizadas
Estas son las tareas que delegas por completo en la IA porque es totalmente confiable en su ejecución. Actualmente, representan una proporción muy pequeña de las tareas que podemos asignarle, pero es probable que esta situación cambie con el tiempo a medida que la tecnología avance y se vuelva más precisa y fiable.
Hasta que sea posible automatizar muchas más tareas, las formas más comunes de colaborar con la IA son en modo centauro y en modo cyborg.
En el modo centauro, la separación de responsabilidades entre el humano y la IA es muy clara, como el torso humano que se distingue del cuerpo de caballo. Por ejemplo, el humano toma decisiones estratégicas mientras que la IA se encarga de analizar datos.
En el modo cyborg, en cambio, la interacción es mucho más integrada, con una fusión entre humano y máquina que combina las fortalezas de ambos en un proceso continuo y casi indistinguible. Un ejemplo sería la edición de texto asistida, donde las sugerencias de la IA se adoptan y ajustan de manera fluida durante la creación del contenido.
Sabemos con certeza que, cuando ponemos tecnologías de propósito general en manos de las personas, encontrarán formas de usarlas para facilitar y mejorar su trabajo. En ocasiones, estos usos no solo optimizan tareas, sino que resultan en innovaciones disruptivas capaces de transformar por completo un negocio o una industria.
Sin embargo, muchas veces estos cyborgs y centauros optarán por mantener sus hallazgos en secreto. Esto suele deberse a al menos tres razones, aunque todas giran en torno a un mismo motivo: la gente prefiere evitar problemas.
Los problemas comienzan con las políticas corporativas. En muchas empresas, el uso de la IA está directamente prohibido. Sin embargo, esto no impide que muchos empleados recurran a esta tecnología de forma clandestina, utilizando dispositivos personales como sus teléfonos móviles para aprovechar sus ventajas.
El segundo problema radica en que parte del poder de la IA proviene de que otros no sepan que la estás utilizando. Escribir con una calidad sorprendentemente buena tiene un impacto mayor cuando los demás creen que es un humano quien está al teclado.
La última preocupación está relacionada con el temor de algunos trabajadores a que, al usar la IA, estén contribuyendo a entrenar y perfeccionar la tecnología que eventualmente podría reemplazarlos en sus funciones.
Para aprovechar al máximo esta nueva tecnología, una empresa debería adoptar las siguientes estrategias:
Aprovechar a los usuarios avanzados y fomentar el uso generalizado de la IA
Identificar a los empleados más avanzados en el uso de la IA y convertirlos en recursos clave para compartir conocimientos y prácticas con el resto de la organización. Paralelamente, animar a todos los trabajadores a explorar cómo la IA puede mejorar su productividad y creatividad.Reconocer el talento en todos los niveles
Entender que los empleados que mejor aprovechan la IA pueden encontrarse en cualquier nivel de la organización, independientemente de su rendimiento previo. Dado que la mayoría de las empresas no han contratado basándose en habilidades relacionadas con la IA, es probable que estos talentos estén distribuidos de manera impredecible.Reducir el miedo al uso de la IA
Los líderes deben crear un entorno en el que los empleados no teman admitir que están utilizando IA ni teman que esto los haga prescindibles. Esto puede lograrse prometiendo que la tecnología se usará para complementar y empoderar a las personas, no para reemplazarlas.Optar por un enfoque expansivo
Frente al avance de la IA, las empresas pueden elegir entre dos estrategias: hacer lo mismo de siempre con menos personal o lograr más con el mismo equipo. Las organizaciones que opten por este segundo enfoque, expandiendo su capacidad y enfoque innovador, estarán mejor posicionadas para liderar en sus mercados.Prometer estabilidad y fomentar el intercambio de conocimientos
Las compañías que se comprometan a mantener los puestos de trabajo serán las que más incentiven a los empleados a compartir libremente sus conocimientos sobre IA. Para lograrlo, pueden prometer que el tiempo liberado por la IA se destinará a proyectos más interesantes o, en algunos casos, a reducir las horas de trabajo.Ofrecer incentivos por mejoras gracias a la IA
Implementar incentivos significativos para aquellos empleados que identifiquen mejoras operativas o ahorros importantes mediante el uso de la IA. Esto no solo estimula la creatividad, sino que también acelera la adopción de la tecnología en la organización.Reorganizarse para reflejar la nueva realidad
A medida que la IA transforma los roles y responsabilidades dentro de la empresa, será necesario reconsiderar y rediseñar la estructura organizativa. Esto garantizará que los equipos y procesos sean más flexibles, colaborativos y alineados con las capacidades que esta tecnología ofrece.
Estas medidas permitirán que la IA sea una herramienta transformadora, impulsando no solo la eficiencia, sino también la innovación y el compromiso en toda la organización.
Gracias por leer Suma Positiva.
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Muy bueno el newsletter de esta semana, un gran análisis del libro.
Sobre el tema del “human in the loop” creo que te gustará este ensayo de Coro Doctorow:
https://pluralistic.net/2024/10/30/a-neck-in-a-noose/#is-also-a-human-in-the-loop
“it’s not just AIs that are imperfect. Humans are wildly imperfect, and one thing they turn out to be very bad at is supervising AIs”
“Humans in the loop experience a diminished sense of control, responsibility, and moral agency. That means that they feel less able to override an algorithm — and they feel less morally culpable when they sit by and let the algorithm do its thing.”
muy bueno, lo has escrito y luego repasado con ChatGPT? si lo has hecho, bien hecho , si no lo has hecho , también está bien hecho