Hola, soy Samuel Gil.
Esto es Suma Positiva, una publicación sobre tecnología, negocios y humanos leída por más de 30.000 personas cada semana.
Esta semana os traigo la tribuna que escribí recientemente para Funds People, en mi condición de miembro del Comité de Activos Alternativos de CFA Spain.
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Las 7 diferencias
Entre el venture capital y otras clases de activo
En el mundo financiero, pocas clases de activo generan tanto interés y, a la vez, tanto desconocimiento como el Venture Capital (VC). Se le asocia a historias de éxito espectaculares, pero rara vez se comprende su verdadera naturaleza. Y no es casualidad, ya que el VC rompe muchas de las reglas de la inversión tradicional.
Obedece a una lógica distinta, marcada por dinámicas propias tanto en la forma de invertir como en la manera de generar y capturar valor. Aquí no hay liquidez en el corto plazo, las métricas iniciales ofrecen escasa información y la distribución de retornos no se parece a una campana de Gauss, sino a una ley de potencias: la mayoría de apuestas fracasan y unas pocas generan un valor tan desproporcionado que resulta difícil de asimilar para una mente humana poco acostumbrada a pensar en términos exponenciales.
El VC es un juego de audacia, de cercanía y empatía con los emprendedores, de paciencia y de tolerancia al fracaso. Por ello, entenderlo exige mirar más allá de los parámetros con los que solemos analizar otros activos financieros.
A continuación, repasaremos algunas de las diferencias más relevantes que convierten a esta clase de activo en un territorio único dentro del universo de la inversión y que, a pesar de su pequeño tamaño, constituye uno de los motores más poderosos de innovación y creación de riqueza en la economía contemporánea.
1. No se puede ganar lo que no se ve
En Venture Capital, el recurso más escaso no es el capital —ahora menos que nunca—, sino las buenas oportunidades de inversión.
A diferencia de otros activos, donde la información es pública y el acceso es democrático, en VC se compite por ver y entrar en las mejores compañías. De nada sirve que un gestor sea muy bueno eligiendo inversiones si ni siquiera se entera de que esas compañías están buscando financiación.
Sin un buen universo de oportunidades no se pueden generar retornos. La calidad del deal flow es uno de los principales determinantes de la rentabilidad del fondo. De ahí que la reputación del gestor, su red de contactos y su historial previo sean factores críticos. Ah, y de sus ganas de estar en el barro y de levantar todas las piedras.
2. Métricas… ¿qué métricas?
En el Venture Capital, especialmente en las fases más tempranas, los números —si existen— dicen poco. Los ingresos apenas aparecen, las proyecciones financieras son castillos en el aire y los balances son cualquier cosa menos sólidos.
En este contexto, el storytelling del equipo fundador adquiere un peso desproporcionado: la capacidad de articular una visión convincente, explicar por qué el mercado está maduro y transmitir confianza en que ese equipo es el mejor posicionado para capturar la oportunidad puede ser tan determinante como la propia tecnología o producto.
Para el inversor, esto supone decidir con información incompleta, aceptando un nivel de incertidumbre que sería inasumible en otros activos. El reto consiste en discernir entre una narrativa bien contada y una oportunidad verdaderamente transformadora, sabiendo que, en muchas ocasiones, ambas se confunden.
3. Errores de omisión vs. errores de comisión
En la mayoría de clases de activo, el error más costoso suele ser invertir en lo que no debías (error de comisión). En VC ocurre lo contrario: el coste de dejar pasar una oportunidad transformadora (error de omisión) es infinitamente mayor. No invertir en Amazon en 1995 o en Airbnb en 2010 puede pesar más que haber financiado decenas de startups fallidas.
Es cierto que, desde un punto de vista matemático, la valoración de entrada importa, pues condiciona de manera directa la rentabilidad de cada operación. Sin embargo, en una industria donde los múltiplos pueden alcanzar cientos o incluso miles de veces el capital invertido, el precio de entrada resulta secundario frente a la capacidad de acceder a las mejores compañías.
Una buena inversión en la empresa equivocada rara vez crea valor; una entrada cara en la compañía correcta, en cambio, puede acabar siendo extraordinariamente rentable.
4. Los deals hay que verlos, seleccionarlos y luego ganarlos
En Venture Capital no basta con ver buenos proyectos (lo cual ya es difícil, como vimos en el punto 1), ni siquiera con identificarlos (lo cual tampoco es obvio por la falta de datos que vimos en el punto 2). Además, los deal hay que ganarlo: hay que convencer al emprendedor de que te elija como socio.
La asimetría es clara: los mejores fundadores suelen recibir múltiples ofertas de capital. En ese contexto, entran en juego la química interpersonal, la marca del fondo, la velocidad de decisión y la capacidad de aportar valor más allá del dinero.
5. Profecías autocumplidas
Otra peculiaridad del VC es que funciona muchas veces como un círculo de validación.
La entrada de un fondo de prestigio en una compañía no es un hecho neutro, ya que puede alterar de forma decisiva la trayectoria de la startup: atrae a otros inversores, refuerza la percepción de calidad de la compañía y abre puertas a talento y clientes.
En ese sentido, contar con el respaldo de un fondo reconocido puede terminar convirtiéndose en una auténtica ventaja competitiva para la empresa.
6. Gestión activa de la inversión
El rol del inversor en VC va mucho más allá de inyectar capital. Se trata de un activo en el que el valor se co-crea junto al emprendedor, y no simplemente se espera a que el mercado lo reconozca.
Implica acompañar al equipo fundador en decisiones de gobernanza y estratégicas: rondas de financiación, contrataciones clave, acceso a clientes, nuevos productos o internacionalización.
No se trata en ningún caso de decidir por el emprendedor, sino de ser un espejo que le devuelva una imagen fiel que le enfrente a la verdad, le rete y le empuje a tomar las mejores decisiones posibles.
7. Concentración temporal de los exits: un juego de décadas
Todo el mundo sabe que un fondo de VC se estructura para durar unos 10 años. Lo que pocos saben es que el juego tiene verdaderamente sentido si lo vas a jugar durante varias décadas.
En VC, la generación de retornos está altamente concentrada en el tiempo y depende de ventanas de liquidez muy específicas del mercado. Los exits no ocurren de forma lineal, sino en oleadas condicionadas por ciclos de liquidez y apetito inversor. Esto añade un componente de incertidumbre macro difícil de gestionar.
Esta característica es clave para entender por qué, desde la perspectiva de los LPs, es fundamental comprometerse con esta clase de activo durante periodos largos (varios fondos): perderse unas pocas ventanas puede significar perderse casi todo el rendimiento.
Algunos datos lo ilustran bien:
Para un VC activo entre 1980 y 2000, el 83% de sus exits se habría concentrado en 1999.
Para un VC activo en los últimos 20 años, el 90% de sus retornos se habría generado en apenas 36 meses.
Imagina lo que supone, como inversor, quedarse fuera de esos momentos críticos. Por eso la paciencia y la persistencia son virtudes imprescindibles en esta industria, por parte de los gestores y de los inversores.
Conclusión
El Venture Capital es, en definitiva, un activo que no se deja encajar en los moldes clásicos de las finanzas. Su lógica desafía a la teoría moderna de carteras, su distribución de retornos contradice la intuición estadística y su dinámica exige una combinación poco frecuente de visión a largo plazo, cercanía con el emprendimiento y resistencia a la volatilidad.
Sin embargo, es precisamente en esa complejidad donde reside su atractivo: financiar el futuro antes de que el mercado lo reconozca. Comprender estas diferencias no solo ayuda a los profesionales de las finanzas a valorar correctamente este activo; también les permite asomarse al laboratorio donde hoy se están gestando las compañías que definirán la economía del mañana.
Publicado originalmente en: https://fundspeople.com/es/opinion/busca-las-7-diferencias-entre-el-vc-y-otras-clases-de-activo/
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Me ha encantado esta edición, Samuel — especialmente el punto 2 (“Métricas… ¿qué métricas?”). Trabajo ayudando a equipos técnicos y de datos a conectar con colegas no técnicos, y suelo ver muchos enamoramiento de la tecnología (por ejemplo, el último modelo de LLM) pero poca capacidad de storytelling para conectar con las necesidades reales del negocio y explicar la tecnología a colegas no técnicos.