Hola, soy @samuelgil, Partner en JME Ventures. Bienvenido a mi newsletter semanal, un lugar donde nos reunimos aquellos que creemos que la tecnología transforma juegos de suma cero en juegos de Suma Positiva.
Uno no puede ir a Latinoamérica y no volver enamorado. De su gente, de sus paisajes, de sus culturas, de su energía.
Y eso es lo que por supuesto me ha pasado a mí después de asistir a la cumbre anual de Kauffman Fellows que tuvo lugar hace un par de semanas en Ciudad de México.
Si a día de hoy es imposible no ilusionarse con las oportunidades que LATAM ofrece en el mundo tech con tan solo leer Techcrunch, imaginad que ocurre cuando tienes la suerte de conocer en persona a emprendedores del calibre de Simón Borrero, Carlos García Ottati y muchos otros.
Me gustaría compartir con vosotros algunos de los aprendizajes de esos días, a sabiendas de que seguramente serán parciales o incorrectos, pues sería estúpido pensar que en una semana, por intensa que sea, se pueda llegar a comprender ni siquiera una ínfima parte de una región de tal extensión y diversidad.
A mis lectores latinoamericanos—que para mi sorpresa y gusto, son bastantes—les pido que por favor me escriban con las correcciones, aclaraciones y comentarios que consideren necesarios, o simplemente saludando.
¡Os estaré muy agradecido!
Esta edición de Suma Positiva ha sido patrocinada por:
Con total seguridad ya nos habéis visto en televisión, redes sociales o autobuses y marquesinas. Este año hemos ido con todo para dar a conocer nuestro producto. ¡Así que poco podemos contaros ya que no sepáis sobre TaxDown! Pero sí nos gustaría incidir en un detalle para nuestros amigos de Suma Positiva: ¿qué diferencias hay entre el borrador de la Agencia Tributaria y nosotros? Como decía Aristóteles, la clave está en el punto intermedio. Y en nuestro caso está entre la automatización y el trato personalizado. O lo que es lo mismo: los algoritmos y nuestros expertos fiscales.
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La oportunidad tech en Latinoamérica
Latinoamérica representa un 13,5% de la superficie emergida del planeta y es hogar de 667 millones de personas (un 8,4% de la población mundial), repartidas en 20 países. Ciudad de México y São Paulo son dos de las diez ciudades más pobladas del mundo, con unos ~22 millones de habitantes en cada una.
Como dinosaurio europeo condenado a la extinción, admiré casi con tanto asombro la pirámide del Sol en Teotihuacán, como la pirámide poblacional mexicana, augurio de un futuro mucho más prometedor que el nuestro. En México siguen naciendo muchos niños. Aleluya.
Si bien es comúnmente conocido que a la hora de hacer negocios Brasil es “un universo aparte”, lo cierto es que las diferencias entre los países hispanohablantes son también bastante grandes: en cada país la regulación y las necesidades de consumidores y empresas pueden variar sustancialmente. Algo que desgraciadamente es denominador común en buena parte de la región es la desigualdad económica, la burocracia, la corrupción, la incertidumbre política y la inestabilidad monetaria, factores que lógicamente dificultan el desarrollo económico y que ojalá en algún momento cambien.
En la parte hispana, México y Colombia son los dos mercados más atractivos por tamaño y en los que los que los respectivos ecosistemas emprendedores están más desarrollados. México es el país que la mayor parte de nuestras startups eligen para desembarcar en LATAM. Argentina, otro de los mercados grandes por tamaño y cuna de Mercado Libre—la empresa tecnológica más icónica de la región—, está lastrada por la ya clásica incompetencia de sus gobernantes. La inflación galopante y el desagradable recuerdo de los corralitos financieros han hecho que allí se haya desarrollado por pura necesidad uno de los ecosistemas crypto más potentes del mundo. A pesar de los problemas mencionados, Argentina sigue siendo considerado por todos una fuente inagotable de talento. Algo similar podría decirse de Venezuela.
Aunque la inversión en venture capital en la región va rompiendo récords año tras año, las cifras per cápita siguen estando muy lejos de las de otras zonas del planeta. LATAM tiene una población similar y un PIB que es el doble que el de el Sudeste Asiático; sin embargo la inversión de venture capital que recibe esta última zona es muy superior. Lo mismo ocurre si comparamos LATAM con otros ecosistemas emergentes como India.
¿Qué está ocurriendo en Latinoamérica?
Si tienes pocos recursos económicos—no digamos si encima vives en una zona remota—es probable que no tengas buen acceso a ciertos productos o incluso a cosas tan básicas como la educación, la salud o los servicios financieros. Eso te condena a vivir mal y a no poder salir de la trampa de pobreza. Por desgracia hay muchas personas en estas circunstancias en América Latina. Pero a su vez, si eres pobre, es casi más probable que tengas un smartphone que un tejado bajo el cual cubrirte la cabeza, porque el valor que te aporta tiende a infinito.
He aquí la gran oportunidad de la tecnología en Latinoamérica:
Además de ofrecer a las clases medias y altas cosas similares a lo que hace en otras partes—en muchos casos mejoras incrementales sobre soluciones ya relativamente buenas—, la tecnología puede hacer que los más desfavorecidos pasen de 0 a 1 en el acceso a muchos bienes y servicios, el salto más sustancial e importante. Y eso es genial. Si algo hace bien la tecnología es hacer que las cosas sean accesibles desde el punto de vista físico—rompiendo barreras de espacio y tiempo—y económico.
OK, pero esto de la tecnología no es nuevo. ¿Por qué despega ahora?
El talento está en todas partes, pero es que además la necesidad agudiza el ingenio.
Estoy convencido de que América Latina tiene talento a raudales. Talento que antes no se exprimía al máximo porque, con suerte, se veía condenado a trabajar para gobiernos o empresas en las que la corrupción y el politiqueo campaban a sus anchas.
El emprendimiento tecnológico ofrece a este talento una alternativa: la posibilidad de empezar negocios con pocos recursos y sin tener que pedir permiso a nadie. Esto, unido al atractivo económico de la oportunidad, a los primeros casos de éxito que muestran el camino, y al deseo de tener un gran impacto en sus comunidades, ha desatado un huracán emprendedor en la región, que se ha visto amplificado por la atracción de capital internacional y la mayor disponibilidad de infraestructura, capital local y talento local experimentado en los últimos años.
Además de las dificultades con las que se topa cualquier emprendedor en cualquier lugar (e.g. falta de capital o de talento experimentado) y algunas de las propias de la región mencionadas anteriormente, hay algunos retos con los que en Europa estamos menos familiarizados, como la falta generalizada de confianza (riesgo pero también oportunidad) o la falta de infraestructura física y tecnológica, las piezas de LEGO sobre las cuales se pueden crear otros productos y servicios (riesgo pero también oportunidad). En muchos casos, las startups latinoamericanas se ven obligadas a crear soluciones full-stack, lo cual, por supuesto, dificulta considerablemente su tarea. No les permite poner foco en el core de su negocio. La buena noticia es que, una vez que lo construyen, esa infraestructura pasa a estar potencialmente disponible para otros.
Otro de los problemas que escuché esos días y que me resultó extraordinariamente familiar es el de la mentalidad. El latino, al igual que el español, suele tener cierto complejo de inferioridad con respecto a sus vecinos del norte. Le cuesta creer que él desde su país también puede. Compañías como Cornershop, Rappi o Nubank, por poner algunos ejemplos, están demostrando a las nuevas generaciones de emprendedores latinos que se pueden construir empresas valoradas en miles de millones de dólares desde Latinoamérica. La labor que hacer estos pioneros de cada ecosistema es algo verdaderamente impagable.
Como bien sabemos, el desarrollo de un ecosistema emprendedor es algo que inevitablemente lleva tiempo. Se necesitan varias años para que se junten y ajusten todas las partes de la maquinaria. Parece que el flywheel del talento y el capital en LATAM ha dado ya sus primeras vueltas, que son las más difíciles. Con cada vuelta, de cada nueva compañía exitosa, salen nuevos emprendedores, ejecutivos e inversores que contribuyen a hacer más grande y mejor el ecosistema y a acelerarlo. Parece que ahora estamos en ese momento. La rueda está cogiendo más y más inercia y pronto será imparable.
¿Una oportunidad enorme?
En LATAM existe un mercado de ~450 millones de personas que hablan español, con una renta per cápita relativamente baja si la comparamos con Europa o EEUU pero superior a otras regiones emergentes, ávidas de adoptar nuevas tecnologías para solucionar problemas reales e importantes en sus vidas y en sus empresas, en un entorno menos competido.
Seguro que una gran oportunidad. Pero también tengo claro que la oportunidad sólo es para aquellos que estén dispuestos a entender a fondo y sean capaces de lidiar con las muchas dificultades que la región también presenta. Al que no vaya con la humildad y las ganas de aprender y colaborar debidas, la realidad le pondrá rápido en su sitio.
Gracias por leer Suma Positiva.
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Me parece interesante resaltar la parte final, la de las dificultades y la humildad. Llevo diez años haciendo negocios allá, y veo este problema muy repetido entre los de este lado del charco yendo allá. Se suele ir sin todo el capital que hace falta, con miradas de muy corto plazo y super optimistas, no se suele contratar el talento local que realmente se necesita (a nivel directivo, pueden incluso ganar más que tú) y suele faltar la presencia de un fundador que se traslade allí a vivir permanentemente. También se subestiman los costes de operar (son países muy burocráticos donde una gestoría cuesta más que en España) y la necesidad de entrar en círculos de contactos que son muy cerrados por razones históricas y sociológicas.
Por otro lado, son mercados que han abrazado las innovaciones disruptivas de modo espectacular y por la situación objetiva de la región: mientras en Europa se combatía a Uber en mercados donde los taxis son seguros, limpios y con altos estándares de servicio, en Latinoamérica Uber representaba la seguridad en el servicio y la calidad de la atención, siendo un motivo de "resistencia" de la población frente a los lobbies del taxi. El progreso de Rappi o Platzi dan una idea. Y es cierto: es una población joven, con móviles, que quieren usarlos y muy conectada a las tendencias mundiales.