Hola, soy @samuelgil, Partner en JME Ventures.
Bienvenido a mi newsletter semanal, un lugar donde nos reunimos aquellos que creemos que la tecnología transforma juegos de suma cero en juegos de Suma Positiva.
Diego Ballesteros es una persona que lo ha hecho casi todo (y bien) en el mundo emprendedor, en el que está desde 1997. Uno de sus éxitos más sonados fue Sindelantal, la compañía de food delivery que fundó junto a Evaristo (Varis) Babé y que vendió no sólo una, sino dos veces, la primera en España y la segunda dos años más tarde en México. Posteriormente ha sido business angel, inversor en fondos, profesor y, como no podía ser de otra forma, de nuevo, emprendedor. Desde hace unos años está construyendo BEWE.io, un software de gestión de negocios de estética y wellness con foco principal en LATAM, región de la que se enamoró para siempre desde su etapa en México.
En lo personal, los éxitos de Diego tampoco se quedan atrás. Ha “cofundado” tres criaturas que estoy seguro le llenan de mucha alegría, alguna preocupación y, sobre todo, de una gran esperanza en el futuro.
Diego nos trae hoy una historia muy especial: la de cómo alguien con buena salud física, enorme talento y gran experiencia cayó en una depresión y salió de ella. Y es que deprimirse no es de novatos o débiles, ni mucho menos. Es algo que le puede pasar a cualquiera, incluso a un triunfador como Diego, pero especialmente si vives sometido a las enormes presiones y vaivenes emocionales a los que vive sometido un emprendedor. Estad por favor muy atentos.
Tenemos la suerte de que Diego no se ha conformado con compartir su historia, sino que está creando algo para ayudar a otros emprendedores que puedan estar pasando por algo similar o, incluso mejor aún, a intentar prevenir que esto les ocurra: Ancla.
Sobre Ancla
Ancla es una asociación de emprendedores y para emprendedores enfocada a eliminar el estigma existente en todo lo relacionado con la salud mental.
Su objetivo principal es apoyar a los emprendedores que estén pasando por una situación complicada y, sobre todo, ayudar en la prevención.
Antes de final de año lanzarán una app con información y herramientas clave para lograr el adecuado equilibrio mente <> cuerpo. Si quieres ser el primero en enterarte de su lanzamiento puedes dejar tu correo en ancla.life.
⚠️ MUY IMPORTANTE ⚠️
Ancla busca voluntarios que les ayuden en su misión. Si quieres colaborar, regístrate en:
https://www.ancla.life/voluntariado.html
Esta edición de Suma Positiva ha sido patrocinada por:
Emprender es una de esas palabras que por haber agotado el número de usos ya viene con unas connotaciones difíciles de evitar.
Escucho emprender y me dan ganas de no hacer nada, de tumbarme, de que llueva.
En nuestro sector, la construcción de casas, una de esas palabras más manidas que un aguacate del Lidl es autopromoción. (Que no tiene nada que ver con subir una foto a Twitter dando una charla, si no al proceso de construirte una casa tú mismo).
La palabra autopromoción da pereza a cualquiera que se lo haya planteado, y con razón. Cuando te metes en una obra todo huele a lío, a sobrecostes, a plazos incumplidos, a demasiadas llamadas de teléfono.
Puede pasar como con un negocio, lo montas para vivir mejor y puedes terminar viviendo peor, Diego lo sabe bien. No hay bromas con esto.
Por todo eso en La casa ESE (además no usar ladrillos), le hemos dado la vuelta a la forma de hacerse una casa. Hemos deconstruido para hacer el proceso más ágil, más cómodo, más rápido. Dolores de cabeza free.
Podemos construir una casa que sabes lo que te va a costar y que sabes cuándo podrás disfrutar.
El día 30, a las 18:30, vamos a presentar la casa ESE, que igual termina siendo la tuya.
Para más info, y para saber por qué no usamos ladrillos, mira aquí.
P.D. ¡Te lo puedes perder!
❤️ ¿Quieres patrocinar Suma Positiva? Toda la información aquí.
Sobre emprendedores y salud mental
05:35 > Joder, he dormido fatal… ¿qué hora es?... ¡5:35! ...No soy capaz de dormir más de 4 horas seguidas. Venga Diego, intenta dormir un poco más o vas a estar KO todo el día.
06:15 > Media hora dando vueltas y nada, no hay manera… Dios, qué dolor de espalda, es horrible. Bueno, voy a mirar el mail a ver si hay algo nuevo sobre la última revisión del term sheet. ¿Qué? ¿liquidación preferente 2x? ¡¡pero si nunca hemos hablado de ello!!... no puede ser que me hagan esto ahora.
06:45 > Voy a la cocina a por mis primeros dos cafés del día.
08:30 > (llamada con Pedro, inversor de España) Hola Pedro, me la han colado tío, esto jamás se habló en ninguna conversación previa y me huele fatal. Está claro que lo han metido para bajar valoración.
Sí, lo sé, no tenemos muchas más opciones, pero tío, esto no se hace… bueno, esperaré a que sea primera hora en México y a ver qué me dicen.
09:00 > Otro café. Respondo mails.
11:30 > Más café.
12:30 > (suena el móvil: Mamá) joder, vaya horas de llamarme, se debe pensar que no tengo nada que hacer (cuelgo). Luego la llamo.
14:00 > (envío whatsapp) Hola Patricia, buen día, ayer vi tu correo con los cambios y estoy muy descolocado con la última propuesta. Por favor, llámame cuando puedas.
14:30 > (llamada con mi COO en Bogotá) Hola Héctor, ¿te pillo mal?... lo siento tío, se que es súper pronto pero no podía esperar. Oye, hoy no podré unirme a las reuniones de equipo, tengo marrón con la propuesta de inversión de los mexicanos. Tío, haz lo que sea por cerrar la cadena de Chile, es un MRR de €9K y necesito demostrar el potencial del SaaS con clientes enterprise. Venga, luego hablamos, ciao.
15:00 > Café.
15:45 > (recibo whatsapp) Hola Diego, podemos platicar en media hora. Buen día, Patricia.
16:10 > (suena el móvil: Mamá) joder Mamá, tienes el don de la oportunidad, ahora no puedo hablar (cuelgo). Ya la llamaré por la noche.
16:30 > (envío whatsapp) Hola Patricia, estoy listo, ¿te marco?
16:50 > (recibo whatsapp) Diego, me surgió un imprevisto, no podré tener la llamada hasta las 12pm (19:00 en España).
16:55 > Café.
17:00 > (suena el móvil: Camilo CTO) Camilo, voy fatal de tiempo, dime.
No puede ser, ¡pero si le hicimos la oferta que pidió!... Camilo, no sé lo que debas hacer pero ese perfil es vital para el proyecto de la nueva app y llevamos casi tres meses para encontrar al candidato adecuado. Tío, resuélvelo, no quiero más excusas.
18:50 > (recibo whatsapp) Diego, la reunión con los chilenos regular, no terminan de estar convencidos con el piloto que hicieron en la sede de Lima. Cuando puedas me dices qué hacemos.
19:00 > (suena el móvil: Patricia) Hola Patricia, antes de nada necesito entender porqué habéis incluido una cláusula tan agresiva cuando nunca se contempló en las conversaciones… sí, soy consciente de que la situación actual afecta mucho a la compañía, pero esto no será eterno, ¿no?... no podéis hacerme esto a última hora, ¿qué alternativa me ofreces para dejar la liquidación preferente en 1x?... OK, háblalo con ellos y espero tu correo.
19:30 > Debería comer algo… (pido pizza).
20:00 > (recibo correo: Patricia Inversora) Querido Diego, como platicamos, la situación en el sector preocupa mucho a nuestros LPs y no ven nada claro invertir. Entiende que debemos protegernos y es razonable establecer una liquidación preferente 2x. Como alternativa, podríamos contemplar un descuento del 35% en la valoración. Te envío invitación para que revisemos detalles. Saludos, Patricia.
20:10 > (recibo whatsapp: Camilo CTO) Diego, lo siento, la chica finalmente ha aceptado otra oferta. Reactivo la búsqueda con los otros candidatos.
20:15 > (llamada con Pedro Inversor España) Hola Pedro, la última propuesta está clara, lo que te dije: bajada de valoración… OK, lo sé, no hay más opción, mandaré mail al resto de socios.
20:45 > (recibo whatsapp de un inversor actual): Hola Diego, acabo de ver tu correo con la última propuesta de inversión. Es inaceptable para nosotros… dime cómo podemos ayudar pero no vamos a firmar en esos términos.
20:46 > (empiezo a hiperventilar).
21:10 > (recibo whatsapp: Carla CMO): Hola Diego, ¿cómo vas?... a ver si tienes diez minutos para que podamos evaluar el impacto de los cambios de Facebook, el CPL se ha disparado y no vamos a poder llegar al objetivo con el presupuesto actual. Hablamos cuando puedas.
21:11 > (me pongo un cojín en la cara y grito con todas mis fuerzas). Diego, tío, respira, cálmate, son sólo tareas a resolver... haz lo de siempre: céntrate en un tema, resuélvelo y al siguiente. Vamos. (escribo a los managers con indicaciones).
22:45 > (zoom con Patricia): Hola Patricia, entiendo vuestro miedo, pero ese descuento que propones es demasiado, tenemos que llegar a un acuerdo razonable para las dos partes…
OK, entiendo que un descuento del 25% sería vuestra última oferta. De acuerdo, lo hablaré con los socios y te digo algo lo antes posible. Bye.
23:30 > (envío correo a socios con la última propuesta de inversión).
23:45 > (recibo whatsapp: Mamá) Diego, hijo, sólo quería saber cómo estabas. Un beso.
Joder, soy lo peor (profundo sentimiento de culpa).
23:50 > (me tumbo en el sofá y miro el techo) No puedo más... mandaría todo a la mierda.
Todo lo descrito anteriormente es ficción, pero podría ser perfectamente un día cualquiera de mi vida en el que estuviera en medio de una ronda de inversión.
Si hace 20 años algún mentor me hubiera explicado en detalle lo que hoy vamos a plasmar en este post, mi vida habría sido inmensamente más plena, equilibrada y, sin duda, me habría ahorrado infinidad de malos momentos y enfermedades.
Cuando iniciamos nuestros proyectos estamos llenos de energía, ilusión y toda la fuerza del mundo para llevar nuestro emprendimiento rumbo a la cima del éxito, pero todos sabemos bien que los problemas llegan pronto y la cara B de emprender a veces nos cuesta muy cara.
Partamos de una serie de consideraciones que afectan a la mente del emprendedor:
1. Miedo al fracaso
Desde el primer momento los emprendedores nos enfrentamos al posible fracaso de nuestro proyecto. Existen posibilidades reales de que las cosas no vayan bien. Además de la implicación personal y emocional, suele existir una implicación económica (ahorros, préstamos, avales, inversores, ...). Muchas veces hemos tenido que convencer a terceras personas para que se unan a nuestro plan: socios, clientes, empleados, etc. y la realidad es que sentimos una gran presión porque todo vaya bien. Ese miedo a que algo se tuerza y el proyecto salga mal está siempre presente en nuestra mente. A medida que la empresa crece, si no aprendemos a manejar esta presión, la ansiedad puede acabar suponiendo un lastre imposible de sobrellevar. Podemos acabar bloqueados en la toma de decisiones y empezar a tener impacto en el negocio y, sobre todo, en nuestra vida personal.
2. Definición de éxito, comparativa permanente y propósito
En ocasiones reducimos el éxito de nuestro proyecto a alcanzar una cifra de ventas, un número de clientes o vender la compañía a una determinada valoración. Nos obsesionamos con alcanzar un resultado final que muchas veces viene impuesto desde fuera. Cuando alcanzamos ese objetivo, no acabamos de disfrutarlo y rápidamente establecemos una nueva meta. Subimos el listón.
Esa definición de éxito viene como una comparativa con el éxito de los demás. Sin saber cómo, nos hemos incluido en un ranking donde nos comparamos con otros emprendedores, compañeros o socios. Si no lo consigo no hay éxito.
3. Ilusión de control
Muchas veces vivimos con la falsa creencia de pensar que realmente los resultados de nuestro negocio dependen principalmente de nosotros mismos: nuestras decisiones, ideas, conocimientos, dedicación y esfuerzo. En algunos casos hay "high achievers" acostumbrados a conseguir todo lo que se proponen, y creen que siempre va a ser así. La realidad es que la cantidad de factores que influyen en el éxito de una startup son demasiado grandes como para que podamos controlarlo todo, y vivimos bajo una falsa ilusión de control.
4. Invulnerabilidad
Pensamos que para tener éxito no podemos o no debemos mostrar vulnerabilidad, dudas o debilidad delante de nuestro entorno. Debemos aparentar ese control de la situación para que el resto de implicados no se bajen del barco y sigan apostando por el proyecto. Pensamos que si descubren que tenemos dudas, los inversores no van a ir a la siguiente ronda y mis empleados clave dejarán la compañía. Esta necesidad de presentar una imagen invulnerable puede acabar en un síndrome del impostor. En estos escenarios algunos emprendedores pueden sentir que están asumiendo un rol que ni siquiera ellos creen. Se genera una gran disonancia entre lo que piensan que son y lo que representan ser en el día a día. Cuando esta disonancia se alarga en el tiempo se puede hacer insoportable y acabar en crisis personal.
5. Falta de equilibrio
En general, los emprendedores somos obsesivos. Dedicamos un 100% de nuestra atención al proyecto y pensamos que si no lo hacemos así va a ir mal. Nos olvidamos de buscar un equilibrio entre el trabajo, la familia, la salud, y el tiempo para nosotros mismos. Nos convertimos de nuevo en nuestra empresa que invade casi el 100% de nuestro tiempo y de nuestra mente. Esto puede llevarnos a identificar nuestra persona con nuestro proyecto. Si sale bien es que soy bueno, si sale mal no sirvo. Nuestra autoestima depende de lo bien que vaya el negocio con el que nos sentimos identificados.
6. Dificultad para gestionar la incertidumbre
Nos enfrentamos a entornos de máxima incertidumbre, sobre todo en las startups donde todo está por crear y a veces ni siquiera tenemos el producto lanzado ni sabemos cómo van a reaccionar los clientes. Debemos movilizar una gran cantidad de recursos hacia un resultado incierto. Para que todos nos sigan debe existir una fe ciega en ello. ¿Y si tengo dudas? Las dudas siempre existen y pueden ser hasta buenas. Si no existen, puede ser una señal de que no se es consciente de los riesgos inherentes al negocio y pecar de exceso de confianza.
7. Pasamos mucho tiempo fuera del aquí y el ahora
Mucha parte del tiempo nuestra mente se mueve en el futuro. Como buenos visionarios estamos permanentemente anticipando problemas y desarrollando estrategias que aseguren la viabilidad de la empresa. Trasladando nuestra mente al futuro y no disfrutando del presente. Esto conlleva un estado de alerta y ansiedad permanente que puede acabar, de nuevo, en una crisis personal.
En definitiva, toda esta serie de miedos y luchas constantes con las que convivimos los emprendedores desembocan en un estado continuado de alerta, en el que los mecanismos fisiológicos se ponen en marcha como si fuera una situación de peligro real. Lo más importante aquí es tener claro que ante la ideación, la angustia, este proceso ocurre idénticamente, ya que nuestra mente no sabe diferenciar entre la realidad y la ideación. Estamos en una situación de estrés permanente.
Pero… ¿Qué es realmente el estrés?
El estrés es una herramienta que tiene nuestro cuerpo para afrontar una situación de amenaza en la que necesitemos huir o luchar. Esa herramienta tiene forma de hormonas y las más importantes son el cortisol y la adrenalina.
Imaginemos que estamos dando un paseo y un rottweiler que está suelto corre hacia nosotros en actitud agresiva. En ese mismo instante nuestro cuerpo libera cortisol y adrenalina, el corazón bombea rápidamente sangre a nuestras extremidades, se acelera nuestra respiración, las pupilas se dilatan, se detiene la digestión y un largo etcétera de cambios fisiológicos que nos habilitan para afrontar esa situación de peligro. Cuando la situación de amenaza desaparece, nuestro organismo va recuperando poco a poco la normalidad.
El estrés es una poderosa arma con la que contamos para estar alerta. Entonces, ¿por qué tenemos una percepción tan negativa del mismo?... El verdadero problema no es el estrés sino cómo nosotros, en nuestra mente, percibimos situaciones cotidianas de nuestra vida como una amenaza y hacemos que nuestro cuerpo esté en alerta permanente provocando un notable deterioro del organismo.
Buscar inversión, conseguir (y perder) clientes, quedarnos sin caja, no poder pagar nóminas, dejar de lado (sin darnos cuenta) a familia y amigos, perder la motivación y la confianza, sentir que hemos perdido la magia que nos llevó a emprender, etc. Estas son sólo algunas de las situaciones que todos los emprendedores vivimos en uno u otro momento, esa montaña rusa emocional constante en la que estamos subidos y que nunca sabes cuando sube o cae en picado. Este modo de vida nos pone a los emprendedores en esa situación de alerta constante y, por ende, nos empuja a vivir con lo que se denomina estrés crónico.
¿Cómo nos afecta el estrés crónico?
Aquí te muestro algunas de sus consecuencias:
desgaste acelerado del organismo
acumulación de cortisol
hipertensión
se frena la regeneración celular
trastornos musculoesqueléticos
el sistema inmune cae por los suelos, por lo que estamos mucho más expuestos a infecciones
problemas digestivos
el hígado trabaja mucho más para darnos la energía que nos falta
problemas reproductivos, disminución de la producción de testosterona, disfunción eréctil, problemas con el ciclo menstrual, etc.
aumento de peso
dolores de cabeza
hiperexcitación y, por tanto, problemas con el descanso, la concentración, la memoria, etc.
Personalmente he vivido todos y cada uno de los daños que el estrés crónico puede llegar a provocar en nuestro organismo, pero hay un ramillete adicional de problemas que son los más peligrosos e inciden directamente en nuestra salud mental: irritabilidad, ansiedad, fobia, depresión, consumo de alcohol y drogas, ataques de pánico, bipolaridad, trastorno obsesivo compulsivo, suicidio, etc.
Los emprendedores contamos con una fuerza extraordinaria para convertir nuestros sueños en realidad y nos lanzamos a por ellos con determinación. Es lo que nos diferencia del resto; eso y también una predisposición a desarrollar enfermedades mentales superior a la media de la población, una realidad que el Dr. Michael Freeman, junto a otros investigadores universitarios, concluyeron en su estudio “Are entrepreneurs touched with fire?”.
Como muchos ya sabéis por el hilo que publiqué en twitter, sufrí una depresión profunda que me tuvo bloqueado durante varios meses. Durante el tiempo donde me era casi imposible trabajar, dediqué muchas horas a leer e intentar entender por qué había llegado a esta situación. Cuanto más avanzaba en conocer los estragos que el estrés crónico provocó en mi vida, entendí que debía hacer algo para eliminar el estigma y ayudar a otros emprendedores a no caer en una situación similar.
No quería depender en el largo plazo de antidepresivos y puse todas mis habilidades y determinación como emprendedor para darle la vuelta a la situación lo antes posible. Todo ello, junto con el apoyo incondicional de mi mujer, fueron determinantes para salir adelante.
¿Qué hice para salir de la depresión?
Lo primero, aceptar que tenía un problema grave y buscar ayuda. Asumir lo que tocaba en ese momento (medicación y terapia) e inmediatamente después, ir cambiando e incorporando varias cosas en mi vida:
Mudarme a Cádiz y vivir pegado al mar
Meditar TODOS los días
Practicar yoga dos días a la semana
Entrenamiento funcional otros dos días a la semana
Paseos largos por la playa con frecuencia
Mantener la consulta con mi psicólogo cada dos semanas
Dormir 7 horas al día cuidando la calidad del sueño
Ayuno intermitente 16/8 de lunes a viernes (y algún día 20/4)
Incorporar la filosofía de vida estoica a mi día a día
Entender que se puede dirigir una startup sin trabajar 14 o 15 horas al día
Leer una carta que me escribí a mi mismo cuando estaba en un momento de equilibrio perfecto y en la que me doy consejos para cuando no estoy bien
Hoy me siento mucho más centrado, tranquilo y enfocado en el momento presente, pero el miedo a una recaída siempre está ahí y no se puede bajar la guardia. Por ello es imprescindible para mi mantener y cuidar estos nuevos hábitos de vida que me ayudan a estar en el aquí y el ahora.
Y para terminar:
No eres un mal emprendedor si las cosas se tuercen
No eres una persona débil por pedir ayuda. Al contrario
Haz deporte, cuida la alimentación y el descanso
Toma el sol y haz rutas en entornos naturales
Practica el mindfulness para entrenar tu mente
Acude a terapia psicológica aunque te sientas fuerte
Cuida muchísimo las relaciones sociales y aléjate de personas tóxicas
Este post fue escrito por Diego Ballesteros (fundador y CEO de BEWE.io) con la colaboración de Juan Pablo Nebrera (fundador y CEO de Brooklyn Fitboxing).
Gracias por leer Suma Positiva.
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Gracias Diego, estoy pasando por algo similar, gracias por escribir con tu corazón.. me conecté y me inspiré a pesar de mi depresión por la quiebra de mi empresa. Saludos.
Que gran relatos y que gran es Diego. Gracias por compartir este pedazo de artículo.