Suma Positiva es una publicación semanal sobre startups, tecnología, innovación e inversión escrita por @samuelgil, Partner en JME Ventures.
En una entrevista a Stephen Hawking días antes del cambio de milenio le preguntaron:
“Se dice que mientras que el s. XX ha sido el siglo de la Física, el s. XXI será el siglo de la Biología. ¿Qué opina de esto?”
A lo que Hawking respondió:
“Creo que el siglo que viene será el siglo de la complejidad”.
Sistemas Complejos
“The main idea behind complex systems is that the ensemble behaves in way not predicted by the components. The interactions matter more than the nature of the units. Studying individual ants will never (one can safely say never for most such situations), never give us an idea on how the ant colony operates. For that, one needs to understand an ant colony as an ant colony, no less, no more, not a collection of ants. This is called an “emergent” property of the whole, by which parts and whole differ because what matters is the interactions between such parts. And interactions can obey very simple rules.”—Nassim Nicholas Taleb
Mientras que, en general, un sistema es un conjunto de elementos que interaccionan entre sí con el fin de alcanzar un objetivo, un sistema complejo—que no debe entenderse en el sentido de complicado, pues, como veremos, tanto sus componentes como las interacciones entre ellos son, de hecho, sencillos—, es un sistema caracterizado por:
Estar compuesto por una gran cantidad de elementos relativamente idénticos, como las células en un organismo, las hormigas en una colonia, los peces en un cardumen o las personas en una sociedad.
La interacción entre sus elementos da lugar a comportamientos emergentes que no pueden explicarse a partir de dichos elementos tomados aisladamente. No importa cuánto tiempo dediquemos a estudiar hormigas a nivel individual; nunca podremos entender cómo funciona una colonia de hormigas. Igualmente, estudiar una célula no nos explica cómo se comporta una persona, así como estudiar una persona no nos explica cómo se comporta la sociedad.
Es muy difícil predecir su evolución dinámica futura; o sea, es prácticamente imposible vaticinar lo que ocurrirá más allá de un cierto horizonte temporal, que suele ser corto.
En la naturaleza se pueden encontrar una gran cantidad de ejemplos de sistemas complejos que se extienden desde la física y la química hasta la economía y la sociología, pasando por la biología o las matemáticas. Organismos, comunidades, ciudades, computadoras, economías, mercados financieros, son todos ejemplos de sistemas complejos. Por ese motivo, esta clase de sistemas no constituye un caso raro ni excepcional sino que se manifiesta en la inmensa mayoría de los fenómenos que observamos a diario.
Nuestro relativo poco entendimiento de este tipo de sistemas es debido a que su estudio sólo se puede realizar mediante pesadas simulaciones computacionales—nada que un ordenador portátil de hoy en día no pueda manejar con soltura—, motivo por el cual estos sistemas se comenzaron a estudiar hace sólo unos treinta años.
Propiedades de los sistemas complejos
Para ver algunas de las propiedades más interesantes de este tipo de sistemas nos centraremos por un momento en algo que nos resulta bastante familiar: las personas.
Una persona es mucho más que la totalidad de sus células y, de manera similar, sus células son mucho más que la totalidad de las moléculas de las que están compuestas. Lo que tú consideras como tu “yo”, tu conciencia, tu personalidad o tu carácter, son manifestaciones colectivas que emergen de las múltiples interacciones entre las neuronas en tu cerebro, que, a su vez, están en continua interacción con el resto de las células de tu cuerpo. El sistema es un bucle que se retroalimenta.
Una ilusión en la que caemos frecuentemente al pensar en sistemas complejos es en la de pensar que el control es algo centralizado o que se impone desde fuera. Tenemos la idea de que el cerebro controla al resto del cuerpo, pero la realidad es que el resto del cuerpo controla al cerebro tanto como el segundo al primero. Dicen que mens sana in corpore sano y razón no les falta. Un sistema con retroalimentación no tiene principio ni fin, lo que implica que el control es tanto un efecto como una causa. Un general está tan controlado por sus tropas como las tropas lo están por el general.
Curiosa y paradójicamente, ninguna de las células que constituyen tu cuerpo tiene características exclusivas de tí—más allá de tu ADN—o conciencia de ser parte de ti. De manera similar, las hormigas de una colonia no tienen la menor idea de pertenecer a ella ni de la gran empresa a la que están contribuyendo. Cada tipo de célula, tiene una características específicas y sigue unas determinadas reglas locales de comportamiento e interacción, y al hacerlo, se integra casi milagrosamente—muchas veces formando órganos semiautónomos, como el corazón o el hígado—con el resto de la células que conforman cuerpo para ser convertirse en ti. A esta propiedad se la conoce como autoorganización.
Estrechamente relacionado con los conceptos de emergencia y autoorganización es otra característica crítica de muchos sistemas complejos, a saber, su capacidad de adaptarse y evolucionar en respuesta a las condiciones externas cambiantes. El ejemplo por excelencia de un sistema adaptativo tan complejo es, por supuesto, la vida misma en todas sus manifestaciones extraordinarias desde las células hasta las ciudades. La teoría darwiniana de la selección natural es la narrativa que se ha desarrollado para comprender y describir cómo los organismos y ecosistemas evolucionan y se adaptan continuamente a las condiciones cambiantes.
A nuestros efectos, la característica más relevante de un sistema complejo es que su comportamiento es impredecible, pues la mayoría de ellos son inestables, alternando fases de equilibrio con fases de caos. Una pequeña perturbación—como en el famoso aleteo de la mariposa en el efecto de su mismo nombre—puede modificar, de forma imprevisible, las interrelaciones entre los componentes y, por lo tanto, el comportamiento de todo el sistema. Unas tendencias pueden comenzar a reforzar otras tendencias en un ciclo de retroalimentación positiva, lo que provoca que las cosas se descontrolen rápidamente y pasen un punto de inflexión—un Tipping Point, como diría Malcolm Gladwell—más allá del cual el comportamiento del sistema cambia radicalmente, lo que explica fenómenos como los crashes bursátiles o por qué algunos productos—prácticamente indistinguibles objetivamente de otros similares—tienen éxito en el mercado o no.
Para comprender esto mejor, detengámonos por un momento en algo extremadamente importante pero frecuentemente malentendido: el mecanismo causa-efecto. Este mecanismo no funciona de forma lineal, en cadena, como a menudo lo visualizamos limitados por nuestras capacidades cognitivas, sino que en realidad funciona como una red: no existe tal cosas como la causa primigenia de una circunstancia; toda causa es el efecto de al menos otra causa—normalmente, de más de una—. De la misma forma, una única causa da lugar a múltiples efectos, cada uno de los cuales, a su vez, causa otros efectos. Al mismo tiempo, cada efecto tiene muchas causas, cada una de las cuales fue el efecto de otra causa…ya me entendéis.
El universo es un descomunal juego de dominó con infinitos caminos entrelazados en el que la caída de una pieza da lugar a la caída de infinitas otras.
Ahora pensad en predecir cómo se comportará algo así…🤯
Predicción y sistemas complejos
Una de nuestras principales ventajas competitivas como especie fue sin duda nuestra superior capacidad de predecir el futuro. Observamos sucesos, extraemos patrones y extrapolamos esos patrones en el futuro para anticiparnos a acontecimientos potencialmente dañinos o beneficiosos para nosotros y poder actuar en consecuencia.
Tal fue la contribución de esta capacidad a nuestro éxito como especie que la naturaleza se encargó de seleccionar agresivamente a los individuos con una mayor predisposición y habilidad para hacer predicciones. La necesidad de predecir el futuro y mitigar la incertidumbre que éste lleva siempre asociada es algo innato al ser humano. No podemos evitarlo.
Sin embargo, hay un pequeño problema. Al igual que nuestras emociones están mejor preparadas para ayudarnos a sobrevivir en la selva que para tolerar una caída de la bolsa del 20%, dado que se forjaron en un entorno radicalmente diferente al actual, nuestra adicción a hacer predicciones se choca continuamente contra la imposibilidad de realizarlas con éxito en sistemas complejos, de naturaleza impredecibles, como hemos visto anteriormente.
Es difícil aceptarlo, pero nuestro día a día consiste en sobrevivir en un mundo altamente impredecible. De hecho, los acontecimientos de mayor relevancia en la vida de un persona—por ejemplo encontrar pareja—, o incluso a lo largo de la historia—el asesinato del Archiduque Francisco Fernando que dio origen a la Primera Guerra Mundial—son altamente impredecibles y de consecuencias inesperadas.
¿Qué podemos hacer?
Cómo actuar en un mundo impredecible
Aprende a identificar sistemas complejos y desconfía de cualquiera que haga predicciones sobre ellos, especialmente si lo hace como una profesión. (Macro)economistas, políticos, sociólogos, tertulianos, banqueros de inversión y otros vendedores de crecepelo son sospechosos habituales. Te están literalmente engañando. Nadie puede saber si algo triunfará en el mercado, qué hará la bolsa mañana, o cuándo será la siguiente crisis económica. Recuerda que un reloj estropeado da bien la hora dos veces al día o que si ponemos a un grupo lo suficientemente grande de monos a aporrear teclas de ordenador aleatoriamente durante el suficiente tiempo, alguno acabará escribiendo el Quijote.
Nuestro objetivo es estar preparados para que los sucesos inesperados no nos dañen o incluso nos beneficien, lo que Taleb denominaría ser Antifrágil. Para ello:
Protégete de tu ignorancia y/o de lo imprevisible operando siempre con el suficiente margen de seguridad. No sobreoptimices. La eficiencia excesiva es enemiga de la resiliencia. Ojo a los puntos únicos de fallo.
Descentraliza.
Desconfía de las explicaciones ex-post (sesgo de retrospección). A toro pasado, todo parece más predecible de lo que era ex-ante. En la misma línea, los mismos datos se pueden utilizar para justificar una subida o una caída de un mercado, por ejemplo.
Mantén una reserva de dinero en efectivo suficiente para sobrevivir varios meses sin ingresos o para aprovechar oportunidades inesperadas.
No te endeudes por encima de tus posibilidades. Mejor aún; si puedes, no te endeudes. Y, si lo haces, que sea para financiar inversiones (algo con el potencial de generar ingresos), nunca gastos corrientes.
Diversifica.
“No recojas peniques delante de la apisonadora”. Haz apuestas muy asimétricas, en las que si ganas, ganes mucho más de lo que puedes perder. Nunca tomes un riesgo que pueda acabar contigo.
Lee Suma Positiva 😜
Buena semana,
Samuel
PD: El gran José Carlos Cortizo me hizo una entrevista para el podcast de En.Digital en la que hablamos de inversión, venture capital, startups, gestión de negocios digitales y muchísimo más.
Para profundizar:
Fernando Sancho: Investigación: Sistemas Complejos
Geoffrey West: Scale: The Universal Laws of Life and Death in Organisms, Cities and Companies
Steve Grand: Creation: Life and How to Make It
Nassim Taleb: Black Swan, Antifragile, Skin in the Game
Richard I. Cook: How Complex Systems Fail
Interesante Samuel, desde un punto de vista práctico me ha parecido excepcional el artículo, la adaptabilidad es, sin duda, una de las mejores opciones para aprender a "navegar"en el complejo mundo en el que vivimos, a todos los niveles de la vida (económico, social y emocional). Aunque suene un poco raro hay varias cosas que comentas en el artículo que me han recordado a la filosofía taoísta, sin lugar a dudas la naturaleza dinámica del universo, la interrelación entre todo lo que vemos (y no vemos) hace que TODO sea un sistema complejo, difícil de analizar individualmente y sea con toda seguridad impredecible. Aunque es un poco denso (a veces es demasiado técnico en temas de física cuántica), te recomiendo la lectura del libro "El Tao de la física" de Fritjof Capra, es un análisis muy interesante sobre las similitudes entre la física moderna y la visión del mundo de los místicos orientales.
Gracias y saludos cordiales
"Una de nuestras principales ventajas competitivas como especie fue sin duda nuestra superior capacidad de predecir el futuro"
Yo diría que más que predecir el futuro, tenemos la capacidad de proyectarnos en el tiempo. Otra cosa es que la proyección sea más o menos afortunada...
Un saludo y enhorabuena por el artículo.