Hola, soy @samuelgil, Partner en JME Ventures.
Bienvenido a mi newsletter semanal, un lugar donde nos reunimos aquellos que creemos que la tecnología transforma juegos de suma cero en juegos de Suma Positiva.
Esta semana dejo Suma Positiva en manos de Sergio San Juan.
Si, sabiendo lo que sé ahora pudiera viajar atrás 20 años en el tiempo, creo que recomendaría al Samuel del pasado que hiciera algo parecido a lo que está haciendo Sergio a sus 22: dejar un rastro trazable de su curiosidad y sus ganas de aprender. Además de la ética de trabajo y la honestidad personal—cualidades que también apuesto a que Sergio tiene—, no se me ocurren otros mejores predictores del éxito profesional.
Podéis leerle cada semana en
, una publicación que en sus propias palabras es:“Mi camino como eterno aprendiz. Con la curiosidad como guía, cada semana he compartido, comparto y compartiré aquellas ideas que me ayudan a entender(me). Ideas que, para mi sorpresa, leen miles de personas cada semana. Ideas que espero que te sirvan.
Escribo directo porque veo en la síntesis una señal de respeto por el tiempo. Sueno seguro, lo que no significa que no esté abierto a la crítica. De hecho, además de para poder conocer a más curiosos como yo, comparto para poder poner a prueba mis ideas".
Yo lo leo cada semana y os animo a vosotros a hacerlo también.
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Aprendizaje infinito
por Sergio San Juan
Creo firmemente que aprender es un camino sin fin que transforma el mundo.
Aprender es adquirir conocimiento. El conocimiento es un conjunto de información que se obtiene mediante la comprensión, la experiencia o la introspección. Definiciones y presentaciones hechas, podemos empezar a jugar con las ideas.
El camino
Aprender aumenta el control sobre lo que te rodea. Hay una frase de Nassim Taleb a la que recurro con frecuencia: "Sólo los autodidactas serán libres". El autodidacta es la persona capaz de aprender por sí misma. ¿Por qué es (más) libre? Porque adquirir nuevo conocimiento permite transformar el entorno. Los cohetes para viajar al espacio o el dispositivo desde el que lees estas líneas, son pruebas de ello. Y, aunque sea preferible aprender de los grandes maestros, el autodidacta maximiza su libertad mediante el superpoder de adquirir conocimiento sin depender de nadie.
Aprendizaje no es educación. Sobre el papel, la educación es el proceso que facilita el aprendizaje. Muchos ya denuncian la venta de credenciales en la que se está convirtiendo el sistema. Los perversos incentivos conducen a los alumnos a preocuparse más por las notas que por el aprendizaje. La educación debería despertar la curiosidad y brindar las herramientas para que las personas sean autodidactas.
La tecnología ha cambiado las reglas del juego. Puedes acceder a las ideas de toda una vida recogidas y ordenadas en un libro por menos de 20€. Puedes aprender de los mejores profesores y divulgadores a golpe de clic. El acceso a la información de calidad ya no es el problema. El nuevo reto es separar la señal del ruido. Lo que escasea es la motivación y el deseo de aprender.
El aprendizaje trasciende disciplinas. Otorgamos demasiada importancia a los límites entre categorías. Nos definimos por los estudios o el trabajo que tenemos: ingeniero, economista o psicólogo. Cavamos más profundo en nuestra trinchera cuando lo más interesante podría estar sucediendo en la de al lado. El eterno aprendiz juega con los límites, conectando ideas sin importar su origen. Se especializa en encontrar la solución a los problemas que se cruzan en su camino.
Siempre hay algo nuevo por aprender. Idea aplicable tanto al experto que lleva décadas estudiando como al principiante que empieza ahora su camino. Todos somos aprendices. El conocimiento es infinito; la capacidad y el tiempo del aprendiz, limitado. La realidad es inabarcable y aprender cada detalle es imposible. Para entender el mundo con nuestro limitado hardware, debemos recurrir a la simplificación. Es mediante mapas como nos acercamos al irregular territorio. Los modelos son erróneos, pero no buscamos en ellos la verdad; buscamos la claridad suficiente para navegar por el mundo. Esa búsqueda constante de mejores ideas es el camino del eterno aprendiz.
Las herramientas del aprendiz
Para un camino infinito, mejor estar bien equipado. Me gustaría compartir tres herramientas para aprender de forma más efectiva. Sobra decir que estas no son las únicas; son las que considero más útiles para acercarse al aprendizaje. Pruébalas, piensa si encajan contigo y adáptalas a tu contexto.
La técnica de Feynman
Richard Feynman fue un genio. Ganó el premio Nobel de Física por su contribución a la electrodinámica cuántica, explicaba conceptos complejos de forma simple - hasta el punto de que le apodaran “El Gran Explicador” o de que personas como Bill Gates le consideren el mejor profesor que nunca tuvo - y, lo más importante, no se tomó la vida demasiado en serio. Las aventuras de este divertido personaje se recogen en el libro ¿Está Usted de broma, Sr. Feynman?, una de mis biografías favoritas.
En el párrafo anterior, menciono la electrodinámica cuántica. ¿Crees qué conozco esta disciplina por saber su nombre? Claramente, no. Los nombres no constituyen conocimiento. Para conocer, hay que comprender y para comprender hay que ser capaz de explicar. Feynman captura la lección en la siguiente frase: “Si no puedes explicar algo a un estudiante de primer año, es que no lo has comprendido de verdad”. Este es el principio de su método: explicar para aprender.
Elige el concepto que quieres aprender y coge una hoja en blanco.
Trata de explicarlo de forma simple. Piensa que lo tiene que entender un niño pequeño. No te ocultes en el lenguaje y usa términos simples.
Revisa tu explicación, encuentra lagunas y corrígelas. Este es el paso más complicado. Es fácil pensar que ya lo sabes y que no has cometido ningún error. Toca dejar el ego a un lado y ser honesto contigo mismo. La frase de Feynman nos recuerda uno de nuestros mayores obstáculos a la hora de aprender: “El primer principio es que uno no debe engañarse a sí mismo - y uno es la persona más fácil de engañar”. A mí me ayuda leer la explicación en alto.
Simplifica y organiza. Sigue refinando tu explicación. Busca historias, metáforas e ideas que hagan todavía más entendible el concepto que quieres aprender y si puedes, enséñalo. Cuéntaselo a algún amigo o - ¿por qué no? - comparte tus aprendizajes con el mundo.
Quien enseña aprende mejor que quien recibe las ideas de forma pasiva.
La técnica de Feynman es perfecta para aprender ideas y conceptos específicos. Para adquirir habilidades o avanzar en una disciplina tenemos que recurrir a la siguiente herramienta.
La práctica deliberada
La excelencia está a tu alcance. Se llega a ella a través de acciones deliberadas, ordinarias en sí mismas, realizadas consistente y cuidadosamente, transformadas en hábitos, que se complementan y retroalimentan entre sí con el tiempo. - Cortar leña, llevar agua
Malcolm Gladwell popularizó en Outliers la idea de las 10.000 horas: el tiempo necesario para que una persona alcance los niveles más altos de una disciplina. Si nos quedamos con este concepto, nos podríamos estar olvidando de un factor crucial a la hora de desarrollar cualquier habilidad: la calidad de la práctica.
La práctica deliberada consiste en repetir de forma intencionada y sistemática con el propósito de mejorar. El término fue acuñado por Anders Ericsson en su libro Peak: Secrets from the New Science of Expertise. Para llevarla a cabo:
Aventúrate en la zona de crecimiento. Busca la dificultad deseable que ponga a prueba tus límites. Ni demasiado fácil (zona de confort) ni demasiado difícil (zona de pánico).
Estructura el aprendizaje. Piensa en un árbol: sin raíces sólidas no hay dulces frutos. Primero, domina los principios; después, corrige las debilidades que te impiden avanzar. Si existe algún método de entrenamiento específico para desarrollar la habilidad de forma más efectiva, síguelo.
Busca feedback. Analiza tus acciones para detectar errores y aciertos. Mide para saber qué tienes que mejorar. Trata de acortar el tiempo entre la acción y el feedback: cuanto antes conozcas tus fallos, antes podrás ponerles solución. Busca personas que te critiquen bien, personas con y de las que aprender. Lo ideal para este punto y el anterior, es encontrar un buen maestro que te guíe.
La práctica deliberada no está exenta de críticas. En entornos complejos o caóticos, donde los factores son casi imposibles de aislar, estos principios son muchos más difíciles de poner en práctica. Pero para la mayoría de situaciones, la práctica deliberada es uno de esos modelos útiles de los que te hablaba al inicio: no es perfecto pero sirve como mapa para continuar el viaje.
Principios
Ray Dalio es un conocido inversor y divulgador estadounidense. En su libro Principles recoge su historia personal y los principios personales y profesionales que le han permitido alcanzar su éxito.
El aprendizaje es el producto de un bucle continuo de retroalimentación en tiempo real en el que tomamos decisiones, vemos sus resultados y mejoramos nuestra comprensión de la realidad como resultado. - Ray Dalio
La calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestras decisiones. Para mejorarlas, debemos poner el foco en aquello que podemos controlar: el proceso de decisión. El éxito de Dalio, explicado por él mismo, ha tenido más que ver con cómo se ha enfrentado a lo desconocido que cualquier conocimiento adquirido. Su mayor aprendizaje ha sido acercarse a las inevitables decisiones de la vida desde los principios.
Tus principios son la guía para conseguir lo que quieres en la vida. Se aprenden de la experiencia, no de los libros. Debido a tus objetivos, tus valores y tu forma única de ser, nadie puede definirlos por ti. Se aplican una y otra vez a las diferentes decisiones de la vida. Y están en constante mejora.
Dalio cree que la forma más efectiva de construir tus principios es ser un hiperrealista con mentalidad abierta, transparencia radical y humildad. Ser hiperrealista significa comprender, aceptar y trabajar con la realidad tal y como es, no como quieres que sea. La mentalidad abierta te permite escuchar el feedback honesto de los hechos, la transparencia radical expone tus ideas a la crítica y la humildad te permite aceptar tus errores para ponerles solución.
En la vida, especialmente si estableces metas ambiciosas que te acercan a tus límites, cometerás errores. Está bien equivocarse, no está bien no aprender de la equivocación. El dolor del fracaso, acompañado de una profunda reflexión, te permite mejorar tus principios y con ello, tus decisiones.
Dolor + reflexión = progreso
Aprender transforma el mundo y te transforma como persona. Espero que estas ideas te sirvan para recorrer el camino del eterno aprendiz. Persigue tu curiosidad. Nunca dejes de aprender.
Sergio-.
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Una verdadera delicia leer estas ideas y conceptos que sirven de recordatorio y enseñan a seguir aprendiendo y enseñando por siempre
Me siento muy identificada con esa ansia de aprender. De hecho yo me llamo "aprendedora"... Buscando soluciones en distintas disciplinas, por ensayo, error y cataclismo... Aprender para mi es una adicción de las buenas... Gracias por traernos a Segio.