Hola, soy @samuelgil, Partner en JME Ventures.
Bienvenido a mi newsletter semanal, un lugar donde nos reunimos aquellos que creemos que la tecnología transforma juegos de suma cero en juegos de Suma Positiva.
Bienvenidos a una nueva temporada de S+, en especial a los casi mil nuevos suscriptores que os habéis unido durante el verano.
¡Ya somos casi 17.000! 🥳
He estado dudando mucho si empezar esta nueva temporada hablando de mi “operación no-reset” de este año—en contraposición a la “operación reset” del año pasado—o si hablaros de algunas de mis metas personales y profesionales para el nuevo curso, pero he preferido finalmente abrir con otro tipo de contenido. No os frotéis todavía las manos porque no he descartado del todo volver en algún momento a ello ;-)
Asimismo, hay tantas cosas del mundo de la salud y el fitness que he ido aprendiendo y probando sobre las que me gustaría escribir, que he estado dudando si crear otra publicación independiente dentro de la cabecera Suma Positiva, a la que os podríais suscribir/dar de baja de manera independiente. Por el momento, como esto es un one-man-show, he preferido mantenerlo todo sencillo y seguir como hasta ahora, pero, de nuevo, no prometo nada ;-)
Otra de las cosas que más ilusión me hacen de esta nueva temporada son las firmas invitadas. Ya tengo cerradas las primeras colaboraciones y creo que van a ser realmente interesantes.
Y ahora, sin más, coged vuestro cubo y vuestra hacha porque hoy vamos a cortar leña y a llevar agua.
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Cortar leña, llevar agua
Había una vez en Japón—donde hay un amor profundo por la arquitectura—un hombre llamado Kota quien construyó algunas de las mejores casas de Tokio. Su trabajo se hizo famoso por su dedicación al proceso y su incansable dedicación a seguir aprendiendo, incluso muy avanzada su carrera.
En un momento dado, Kota se cansó de construir casas para otras personas y decidió retirarse. Había estado construyendo casas durante más de 30 años, y estaba listo para pasar a la siguiente etapa de su vida. Quería viajar y pasar mucho tiempo con sus nietos.
Un día, Kota se dirigió a su jefe y le dijo que abandonaría su trabajo en dos semanas, el tiempo que se estipulaba su contrato como preaviso.
Su jefe le dijo: “Kota, estamos endeudados eternamente contigo por el magnífico trabajo que has hecho para nuestra compañía, y estamos agradecidísimos de que hayas trabajado con nosotros tanto tiempo. Sin embargo, tenemos un último favor que pedirte. ¿Podrías por favor construir una última casa? Es una casa muy importante para un cliente muy importante, y todo el mundo en la empresa cree que este proyecto necesita tu toque mágico.
Kota se sintió frustrado. Tendría que cancelar dos viajes y posponer su nueva vida, todo por una nueva casa. Así que le dijo a su jefe que necesitaba un día para pensárselo. Después de hablarlo con su esposa, accedió a la petición y decidió que construiría esta última casa. Pero le dijo a su jefe: “¡Esta es la última ultimísima de todas!”
Aunque Kota dijo que sí con su cabeza a construir esta última casa, su corazón no estaba comprometido con ello. Él siempre había estado muy involucrado en el proceso de construcción, seleccionando siempre manualmente los mejores materiales y asegurándose de que todos los detalles estaban siendo considerados.
Pero esta casa era diferente.
La veía más como una obligación que como una oportunidad. Delegó buena parte del trabajo, y como consecuencia muchas cosas empezaron a torcerse. La casa sería correcta, pero a medida que la construcción avanzaba, estaba claro que carecería del efecto wow por el que las casas de Kota eran famosas.
Kota sabía en sus adentros que este trabajo distaba bastante de sus mejores, pero no podía evitar querer quitárselo de encima cuanto antes para dar paso a la siguiente fase de su vida. Esta nueva fase era mucho más atractiva e importante para él que la fase presente.
Tras cuatro meses, Kota terminó la casa.
Fue a su jefe y le dijo: “He hecho lo que pedías. Ahora te pido una última vez que me des tus bendiciones para retirarme.”
Su jefe le dijo: “¡Gracias, Kota! Sólo tenemos una última cosa.”
En ese momento Kota estaba enfureciéndose porque pensaba que le pedirían que construyese otra casa.
Entonces, su jefe sacó de un cajón de su mesa una cajita negra con un lazo rojo atado alrededor. Le dio la caja a Kota y le dijo: “Estamos muy agradecidos contigo, Kota. Acepta este regalo como muestra de nuestro aprecio.”
Kota abrió el paquete y descubrió un reluciente juego de llaves. Su jefe sonrió y le dijo: “La casa es tuya. ¡Te la mereces!”
En ese momento, a Kota se le cayó el corazón a los pies. Sin saberlo, todo este tiempo había estado construyendo su casa. Si hubiera sabido que esta casa era para él, habría puesto mucho más cariño. Habría usado únicamente lo mejor de lo mejor en cuanto a materiales y habría puesto toda su atención en los detalles, como siempre había hecho. Pero ahora era demasiado tarde.
Akira miró a John y le dijo: “La única cosa importante hoy o cualquier otro día es en quién te conviertes en el proceso. Cualquiera de nosotros está construyendo su propia casa. A veces te parecerá que estás construyendo para tu colegio, tu familia, tu empresa o tu equipo, pero en realidad siempre estás construyendo tu casa. Espero que la construyas sabiamente.”
Si, como a mi, te ha gustado la historia anterior, te gustará “Chop Wood Carry Water”, de Joshua Medcalf.
El libro nos cuenta como John, un chaval americano de 18 años obsesionado en convertirse en un arquero samurai, acaba consiguiendo su objetivo tras estar internado en Japón varios años bajo la tutela de Akira, su sensei.
A lo largo de su camino de aprendizaje vemos una y otra vez como las prisas del chaval por conseguir su objetivo contrastan con la paciencia y sabiduría del anciano maestro japonés.
A través de las enseñanzas de Akira a John, el autor nos intenta transmitir la idea de que, para conseguir tus objetivos—sean estos cuales sean—, lo que mejor que puedes hacer es olvidarlos y enamorarte del proceso que te lleva hacia ellos, lo cual a su vez terminará por transformarte a ti como persona.
Para su sorpresa y frustración, John descubre que su formación como samurai comenzará por muchas semanas de cortar leña y llevar agua—tareas que deberá realizar durante años hasta llegar a dominarlas por completo—y no por disparar con el arco a una diana, de forma similar a como Daniel San empezó pintando las vallas y encerando los coches del Señor Miyagi en la mítica Karate Kid.
Os dejo algunas de las reflexiones que más me han gustado del libro:
Todo el mundo quiere ser grande, hasta que toca hacer lo que la grandeza requiere. Todo el mundo piensa que la grandeza es sexy, pero no lo es. Es trabajo sucio y duro. Es cortar leña y llevar agua. Durante muchos años.
Piensa a lo grande. Empieza pequeño. Ten fe.
No importa si vas ganando o perdiendo. Lo importante es concentrarse en el proceso y no venirse ni demasiado arriba ni demasiado abajo por los resultados, sino enfocarse en controlar lo controlable.
Si tienes un ojo fijado en el objetivo, sólo tienes un ojo para el camino. Fíjalos sabiamente y luego olvídalos.
Muchas personas no alcanzan su potencial porque afrontan toda situación de la vida como un examen. Cuando vemos algo como un examen, nos enfocamos en aprobarlo en lugar de maximizar nuestro crecimiento durante la experiencia. El secreto es entender que en realidad nada en la vida es un test, sino que todo son oportunidades para aprender y crecer. Porque siempre estamos construyendo nuestra propia casa.
Tu valor proviene de quien eres, no de lo que haces. Tu valor es constante, no tiene precio, y nunca sube o baja como consecuencia de tus resultados o tu rendimiento. Ancla tu identidad a algo que no puedas perder de un momento a otro.
Como la persona sedienta que bebe agua salada, lograr cosas sólo nos provoca el deseo de lograr más cosas, deshidratándonos de la verdadera satisfacción y realización personal. La sociedad nos juzga a menudo por las métricas equivocadas. Crea tu propio scorecard de cosas importantes para ti y actualízalo a menudo.
Una de la fuerzas más poderosas que sentirás al intentar conseguir algo importante es el desánimo. Se te presentará en múltiples formas. Unas veces será tu voz interior diciéndote que no eres lo suficientemente bueno. Otras veces, los resultados no serán buenos a pesar de haberlo dado todo. Y otras veces vendrá en formas que no puedes anticipar. Estate en guardia constantemente y recarga tu corazón con ánimo.
Recargas tu corazón con seis cosas: lo que ves, lo que lees, lo que escuchas, de quién te rodeas, cómo te hablas a ti mismo y cómo visualizas. Si pones en tu corazón (¡y en tu cuerpo!) el combustible inapropiado, no funcionarás como es debido.
Si tienes talento pero no tienes talante, eres como un Ferrari sin gasolina.
El talento puede ser una maldición, porque te hace llegar a una primera cima sin haber aprendido por el camino lo que se necesita para volver a conseguirlo.
Tu potencial es mucho mayor de lo que crees, pero requiere una dedicación enorme y el entrenamiento adecuado para desarrollarlo. La mayor parte de la gente no alcanza su potencial porque abandonan en cuanto la cosa se complica o tienen algún fracaso. O nunca lo intentan en serio porque quieren proteger su ego. Prefieren decirse a sí mismos “no lo conseguí porque no lo intenté en serio” o “no me importaba” porque su ego no podría soportar el intentarlo con todas sus fuerzas y fallar.
Un día alguien se dio cuenta de que las bolas de golf con pequeñas abolladuras llegaban mucho más lejos que las lisas debido a la turbulencia que se genera. Si no te rindes, las pequeñas abolladuras que irremediablemente te va a causar la vida te van a hacer llegar mucho más lejos.
No perdonar es como tragarte el veneno tú y esperar que se muera la otra persona.
Si tienes este tipo de pensamientos es señal de que vas por el camino correcto: Esto es difícil. No me apetece hoy hacerlo. Todo el mundo tiene más tiempo que yo. No creo que esto esté marcando la diferencia. Casi nadie está haciendo esto.
La comparación es el ladrón de la alegría. El césped no está más verde al otro lado. El césped está más verde donde lo riegas.
Vive en base a principios, no a sentimientos. Al final de tus sentimientos no hay nada. Al final de tus principios hay promesas.
No fuimos creados para estar sentados esperando a que nos den la respuesta correcta. Fuimos creados para explorar, crear, ser amados, amar y aprender.
La mayor parte de las personas no están interesadas en aprender o cambiar. Ten coraje y nunca los escuches. Una vez que triunfes dirán que eres un genio y le dirán a todo el mundo cuanto talento tienes. Intentarán barrer todos tus años de esfuerzo, confusión y persistencia bajo la alfombra. ¿Por qué? Porque es más reconfortante pensar que la grandeza está reservada a unos pocos elegidos que dejarte el culo intentando ser la mejor versión de ti mismo.
Cuando alguien te cuente un problema, pide permiso para dar tu opinión. Muchas veces querrán simplemente que los escuches. Be a guest and never a pest!
La excelencia está a tu alcance. Se llega a ella a través de acciones deliberadas, ordinarias en si mismas, realizadas consistente y cuidadosamente, transformadas en hábitos, que se complementan y retroalimentan entre sí con el tiempo.
Si quieres alcanzar tu máximo potencial, rodéate de personas que te quieran profundamente, crean en ti y te animen, pero que también tengan el valor de desafiarte.
En definitiva, lo que Chop Wood Carry Water nos enseña a lo largo de una entretenida y sencilla serie de historias es que cualquiera puede ponerse objetivos ambiciosos, pero muy pocos están dispuestos a comprometerse a dedicar el 100% de su energía a las cosas que están bajo su completo control, como enamorarse del proceso y hacer el trabajo aburrido con excelencia.
¿Estás dispuesto a ser el mejor cortando leña y llevando agua?
Gracias por leer Suma Positiva.
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Buen artículo, Samuel.
En mi opinión, una de las claves para no abandonar es aprender a jugar con las perspectivas propias para llegar a disfrutar genuinamente las partes del proceso que la intuición popular entendería aburridas, tediosas e incluso odiosas. (Digo jugar porque los juegos tienen el poder de liberar dopamina en respuesta a victorias imaginarias.)
¿Cuánto trabajo ajustando fórmulas en hojas de cálculo ver lo que no es obvio? ¿Cuántas horas haciendo ingeniería inversa de tecnologías malamente documentadas? ¿Cuánta madera tienes que cortar y agua cargar para disfrutarlo?
Pero... ¡Qué bella es una hoja de cálculo que nos ayuda a entender lo complejo con simpleza y elegancia! ¡Qué placer cuando llegas a entender y controlar esa tecnología que parecía indescifrable! ¡Qué sensación de eficiencia cuando el tronco parte, o cuando descargas el agua sin haber derramado una gota!
Fantástico Samuel, me ha encantado. Algunas de las conclusiones finales me han recordado a frases míticas de muchos montañeros/alpinistas. Es un tema apasionante el de la montaña y siempre me preguntaba qué pasaría por la cabeza de estos "aventureros locos" para jugarse la vida por subir a una montaña, no terminaba de "entenderlo" y evidentemente no podía ser solo un tema de ego o una chaladura, hasta que leí algunos libros sobre el tema y vi alguna que otra entrevista y entendí todo.
Su objetivo principal no es llegar a la cima es disfrutar, aprender y conocerse a uno mismo durante el ascenso (proceso).
Ahí os dejo algunas frases de esos "locos aventureros" que probablemente están más cuerdos que todos nosotros.
"Vive la vida vida como cuando sales a la montaña, mira a la cima, toma conciencia de todo en cada momento, lo que importa es el camino recorrido y con quién lo compartes, la cima te dará la satisfacción de la meta alcanzada, aunque el verdadero REGALO es la experiencia vivida"
"No importa cuan difícil sea la cumbre a escalar, ni cómo te sentirás cuando estes arriba. Lo verdaderamente importante, es el camino que recorreras para lograrlo. No siempre lo conseguiras, pero nadie te podrá quitar lo que has vivido"
Francisco Beltrán
“El verdadero montañero es el hombre que intenta nuevas ascensiones. No importa que tenga éxito o que fracase, encuentra su goce en la fantasía o en el juego de la lucha.”
Albert Frederick Mummery.
“Vive tu vida como si subieras una montaña. De vez en cuando mira la cumbre, pero más importante es admirar las cosas bellas del camino. Sube despacio, firme, y disfruta cada momento. Las vistas desde la cima serán el regalo perfecto tras el viaje.”
Harold V. Melchert.
Enhorabuena nuevamente Samuel, excepcional artículo.