Hola, soy Samuel Gil.
Esto es Suma Positiva, una publicación sobre tecnología, negocios y humanos leída por más de 29.000 personas cada semana.
Esta edición de Suma Positiva ha sido patrocinada por:
Hola, soy Juanmi López, actuario y fundador de coberio y segurosIA. Si al leer “actuario” ó “seguros” aún no te he perdido, dame 20 segundos más y agradécemelo luego.
Si eres Administrador/a ó Directivo/a esto te interesa.
Spoiler: algunas decisiones pueden traerte problemas legales que ni te imaginas. Un seguro de D&O te protege a ti, a tu familia y a tu patrimonio personal pero suele asociarse a “ejecutivo del IBEX-35”. Equivocadamente, claro. Porque no es directamente proporcional el tamaño de la empresa y los riesgos a los que se enfrentan sus directivos/as…
Habla con nuestro Agente IA Álex ó conmigo directamente haciendo click en este enlace y verás lo fácil que puedes dejar este asunto resuelto.
¿Quieres patrocinar una edición de Suma Positiva? Toda la info aquí.
Más hijos, menos estrés por hijo
Nos acercamos poco a poco al abismo de la extinción. Las tasas de natalidad en los países desarrollados se encuentran en mínimos históricos.
Es imposible atribuir a una única causa a un fenómeno tan complejo; sin embargo, un factor que sin duda influye es la percepción de que tener hijos resulta costoso, tanto en términos económicos como en tiempo.
Y, en efecto, lo es, al menos si seguimos el modelo que la sociedad espera de nosotros como padres del siglo XXI (especialmente aquellos con cierto nivel cultural y capacidad económica): colegios privados, actividades extraescolares, viajes, ropa, juguetes, alimentación de calidad y la máxima dedicación a nuestros hijos…
Todo nos parece poco para aumentar sus probabilidades de éxito en la vida.
Pero…
¿Y si todo este esfuerzo no sirviera para nada?
¿Y si criar hijos fuera mucho más sencillo y barato de lo que creemos?
Como en tantos otros ámbitos —me vienen a la cabeza, de inmediato, la salud y las finanzas—, solemos evaluar mal las implicaciones a corto y largo plazo de nuestras decisiones.
Si así fuera, ¿tendríamos más hijos? ¿Resolveríamos así el problema de natalidad del que hablábamos al inicio?
Veamos un par de libros relacionados con este asunto.
Razones egoístas para tener más hijos
Por ejemplo, Bryan Caplan, escritor del libro “Selfish Reasons to Have More Kids”, argumenta en esta línea que los padres sobreestiman el esfuerzo necesario para criar hijos y subestiman los beneficios a largo plazo.
Caplan basa sus conclusiones en estudios de gemelos criados en diferentes hogares para examinar el debate naturaleza vs. crianza (nature vs. nurture).
Los gemelos idénticos que son criados por separado suelen ser casos raros, pero han ocurrido por diversas razones, lo que ha permitido estudiar la influencia de la genética y el ambiente de manera única.
Uno de los casos más comunes es cuando gemelos son dados en adopción y terminan en familias diferentes, a menudo sin que los padres adoptivos sepan que el niño tiene un hermano gemelo. Esto sucedió especialmente en épocas donde los registros de adopción eran menos detallados.
Ejemplo famoso: El Estudio de Minnesota
Su argumento central es que la naturaleza, es decir, los genes, son más importantes que la crianza en determinar el éxito futuro o la felicidad de los hijos (sin embargo, la crianza sí puede influir en ciertos ámbitos como retrasar la actividad sexual en las niñas y en crear recuerdos felices de la infancia, por citar algunos ejemplos).
Y, al parecer, no es que lo diga Caplan. Es una teoría científica con un amplio consenso como explica Steve Stewart-Williams en:
La cuestión sobre naturaleza y crianza ha cautivado a la humanidad desde al menos la época de la Antigua Grecia, y quizás desde que evolucionamos nuestra capacidad para el pensamiento abstracto. Es una de las preguntas más profundas que los seres humanos se han planteado sobre sí mismos. Y después de miles de años sin avanzar realmente en la cuestión, de repente la hemos resuelto casi por completo.
Con el desarrollo de estudios con gemelos, estudios de adopción y otros métodos similares, el debate sobre naturaleza y crianza ha llegado a su fin.
No es sólo que finalmente hayamos concluido que es una combinación de ambas —siempre fue la apuesta más sensata—, sino que hemos desarrollado un cuerpo de conocimiento que no solo es fiable y replicable, sino que además resulta sorprendente en muchos aspectos.
Algunas de las conclusiones más sólidas, replicables y sorprendentes han quedado plasmadas en un conjunto de generalizaciones conocidas como las Cuatro Leyes de la Genética del Comportamiento:
Ley 1: Todos los rasgos son parcialmente hereditarios, incluyendo incluso cosas inesperadas como las opiniones políticas y el uso del teléfono móvil.
Ley 2: El efecto del entorno familiar compartido es menor que el efecto de los genes. De hecho, a menudo el entorno familiar compartido no tiene ningún efecto en absoluto.
Ley 3: Gran parte de la variabilidad en los rasgos psicológicos no se debe ni a los genes ni al entorno familiar compartido. Una gran parte de ella es simple ruido de desarrollo aleatorio.
Ley 4: Los rasgos complejos no están determinados por una única variante genética ni por unas pocas, sino por cientos o miles de variantes genéticas, cada una de las cuales tiene un efecto casi nulo.
Caplan critica el estilo de crianza moderno:
Los padres actuales dedican más tiempo a supervisar a sus hijos que en generaciones anteriores.
Existe una percepción exagerada de peligro para los niños, aunque en realidad nunca han estado más seguros.
Los padres se esfuerzan demasiado por el éxito académico de sus hijos, lo cual tiene poco impacto en su futuro.
Y también nos da algunas recomendaciones:
Permitir más independencia a los niños y reducir la supervisión constante.
Reconocer que el futuro de los hijos depende principalmente de ellos mismos.
Considerar tener más hijos, ya que el esfuerzo adicional es menor de lo que se cree.
El niño soberano
Relacionado con lo anterior y seguramente más revolucionario y transgresor (aún) sea “The Sovereign Child” de Aaron Stupple.
Para Naval Ravikant es el mejor libro sobre crianza que ha leído:
El libro propone un enfoque de crianza radicalmente diferente basado en la filosofía de “tomar a los niños en serio” (Taking Children Seriously).
Taking Children Seriously (TCS) es una filosofía educativa y de crianza que propone una visión radicalmente nueva sobre cómo interactuar con los niños. Desarrollada por Sarah Fitz-Claridge entre 1988 y 1989, esta filosofía se basa en la epistemología de Karl Popper y David Deutsch.
Stupple sostiene que los niños deberían tener la misma libertad, derechos y control sobre sus vidas que los adultos. Esto no significa abandonarlos, sino proporcionarles amor, protección y atención mientras se respeta su autonomía. Aboga por dar a los niños completa libertad para tomar sus propias decisiones, incluso en áreas tradicionalmente controladas por los padres:
Permitir que los niños elijan qué comer.
Dejar que decidan cuándo dormir.
No imponer restricciones en el uso de dispositivos electrónicos.
El autor argumenta que esta libertad no conduce necesariamente a hábitos dañinos, sino que fomenta la autonomía y el entendimiento.
La filosofía rechaza cualquier forma de coerción en la crianza y educación de los niños. Esto incluye evitar castigos, reglas impuestas y obediencia forzada. El libro examina los daños inevitables de imponer reglas y ofrece alternativas sorprendentes. Stupple sostiene que la aplicación estricta de reglas puede dañar la relación padre-hijo y llevar a la rebelión y el engaño.
En lugar de imponer reglas, Stupple propone un enfoque de resolución de problemas donde padres e hijos colaboran para encontrar soluciones mutuamente beneficiosas. Por ejemplo, en el caso del cepillado de dientes, sugiere:
“En lugar de forzar a un niño a cepillarse los dientes, podemos explorar por qué no quiere hacerlo. Quizás no le gusta el sabor de la pasta de dientes o la sensación del cepillo. Encontrar alternativas, como hacer del cepillado un juego o permitir que el niño elija su propio cepillo, puede ser más efectivo”.
Cabe mencionar que esta filosofía ha generado debate y no está exenta de críticas. Sin embargo, sus defensores argumentan que promueve un ambiente familiar más armonioso y respeta la capacidad de los niños para razonar y tomar decisiones.
Como habéis visto, economistas y psicólogos llevan tiempo intentando transmitir estas ideas, aunque, a juzgar por su alcance, con poco éxito, ya que siguen siendo bastante desconocidas.
¿Qué te parecen? ¿Cuál es tu primera reacción al escucharlas? ¿Y cómo las ves después de reflexionar un poco?
Por mi parte, al menos por ahora, me generan cierto escepticismo por varios motivos. Aun así, me parece enriquecedor conocerlas.
De lo que no me cabe ninguna duda es que los hijos son lo mejor de la vida.
Gracias por leer Suma Positiva.
Si te ha gustado esta edición, no te olvides de dar al ❤️ y de compartirla por email o redes sociales con otras personas a las que les pueda gustar.
Suscríbete para no perderte ninguna futura edición.
Uno de los motivos más interesantes que he leído acerca de por qué no tenemos hijos es por el nulo o poco status social que genera. Que alguien tenga 3 o 4 hijos no se ve en absoluto igual de exitoso que alguien que tenga una empresa, un coche de lujo o sea un destacado en su área. Incluso a veces se relaciona con bajo status. Añade que hasta que no haya un cambio social y se comience a ver que cada hijo es uno de los mayores éxitos que puede conseguir un humano será difícil incentivar a las personas a tener más.
Personalmente, soy muy pesimista con la posibilidad de revertir ests tendencia. Seguramente pueda revertirse mínimamente con iniciativas políticas y sociales, pero el modo de vida que llevamos en occidente, la estructura del trabajo y la economía tal y como se ha ido moldeando en los últimos años, hacen imposible a mí parecer que volvamos a tasas de natalidad que al menos mantengan estable la población.
Yo me considero un privilegiado, tengo dos hijos, soy muy feliz siendo padre, y aún así dos niños no suficientes para alcanzar las tasas de natalidad necesarias.
Muchas cosas tienen que cambiar, y me da a mí que no van a hacerlo.